
A pesar del trasiego de fichajes de cada mercado de verano, en el Real Madrid se pretende imponer una estrategia a largo plazo con la que armas un club que dure muchos años. Los contratos firmados por los últimos fichajes así lo explican: tanto Toni Kroos como James Rodríguez y Keylor Navas han firmado por seis temporadas, hasta 2020.
Es esta una forma de hacer un bloque y de aportar estabilidad al equipo, algo que se echó en falta no hace tantos años. Esto con significa que se pare la actividad en los despachos, las mejoras de contrato se dan con cierta regularidad. Pero la base es consolidar una plantilla sin apuros en el tiempo, sin pretensiones solo a corto plazo. Esto se ha conseguido, salvo en un caso concreto.
Esta excepción es la de Sami Khedira. El jugador alemán es ya el único jugador que finaliza su contrato la próxima temporada, tras la renovación de Karim Benzema hasta 2019. Los dos futbolistas han tenido en vilo al Real Madrid durante varios meses, pero el francés es el único que ha consolidado su compromiso.
Khedira sigue aún sin dar un paso adelante para renovar. Recibió una oferta de renovación el año pasado, tras su lesión, como una muestra de fidelidad del Real Madrid. Sin embargo, no ha respondido todavía y eso ha escocido en la directiva blanca, que se siente despreciada por el centrocampista.
El agente del jugador, que desmintió hace semanas el traspaso de su representado al Arsenal de Wenger, quiere sacar tajada y propuso al Real Madrid que cobrase en su ampliación una cifra cercana a los 10 millones de euros. Un estatus salarial a la altura de Gareth Bale y algo a lo que el club blanco se ha negado por completo.
Frente a esto, el Real Madrid tiene dos opciones: una es renovar al jugador; la otra, venderle antes de que en 2015 pueda negociar con cualquier equipo y marcharse sin reportar ningún beneficio a las arcas del club. Entre estas dos alternativas y aún con demasiados jugadores en la medular, el Real Madrid no tiene una solución clara a su único verso suelto.