
Hasta ahora nadie, ni en la afición ni en los medios, tampoco en el entorno, ha podido ponerle pegas al fichaje de James Rodríguez por el Real Madrid. Su más que probada calidad y su simpatía ante los madridistas lo han convertido, incluso antes de empezar a jugar, en uno de los grandes aciertos en la gestión de Florentino Pérez.
Incluso en el aspecto económico destaca la buena estrella de James, ya que, pese al desembolso de 80 millones hecho al Mónaco por su traspaso, la venta de camsietas del '10' colombiano ha hecho recuperar al Madrid gran parte de la inversion hecha.
Sin embargo, afilando más el análisis, la llegada de James sí que ha tenido una consecuencia negativa: la marcha de Ángel Di María. Aunque el argentino ya tenía en mente la idea de abandonar el club por sus desavenecias con la directiva durante la pasada temporada, especialmente en el plano económico, ha sido finlamente la llegada del crack colombiano el detonante de su adiós, muy posiblemente al PSG, operación que se encuentra en un estado muy avanzado.
La idea de Florentino al fichar a James fue la de que ocupara el puesto de Di María en la plantilla, quien, durante la pasada campaña y ante la falta de minutos, modificó su posición trasladándose a la zona de creación y haciendo un gran sacrificio físico para alegría de Ancelotti, ya que le procuró al equipo una variante vital para conquistar títulos como la Champions, en cuya final el 'Fideo' fue elegido mejor jugador.
El presidente del Madrid, según apunta el diario El País, barajaba la opción de que James se adaptase al puesto de volante, que inicialmente no es el suyo, confiando en que Ancelotti supiera modificar el once para darle cabida. Con esa premisa, el mandatario madridista acometió el fichaje del colombiano y negó a Di María el aumento de sueldo que necesitaba.
Ante la negativa del presidente, Di María decidió por fin el cambio de aires al no estar dispuesto a cobrar casi la mitad que James para ser su suplente tras su gran rendimiento la pasada temporada. Ahora sólo queda cerrar su fichaje por el PSG y confirmar una marcha que, pese a poder ser la mayor venta de la historia del Madrid, es más negativa que positiva para el aspecto técnico del equipo.