Fútbol

Los renegados de Guardiola en el Barça

Guardiola da órdenes en el último partido del Bayern | EFE

El FC Barcelona se encuentra inmerso en una paradójica. El equipo del Tata Martino está sumando números de escándalo. A estas alturas de campeonato aún no ha perdido. Es líder de la Liga y ha logrado el pase a octavos de la Champions a falta de dos jornadas para el final del campeonato.

Sin embargo, y pese a ello, el ambiente alrededor del equipo sigue impregnada de una desagradable sensación de malestar generalizado con el estilo con el que juegan los culés. Y eso empieza a generar tensiones desconocidas en tiempos pasados.

La mejor prueba de ello fue la manera algo encrespada con la que Martino respondió a los periodistas en la rueda de prensa previa, comparecencia en la que mantuvo algún cruce tenso de declaraciones con periodistas como Lu Martín, de El País, al que dejó entrever que le parecía ser un 'barra brava' (un aficionado ultra según la jerga argentina) por sus dudas al respecto del estilo de fútbol.

A Martino le incomoda cada vez más que se hable de un equipo menos brillante y pragmático y, sobre todo, que se cuestione sus intenciones de mantener la forma de jugar del Barça.

El Tata insiste una y otra vez que no es así. Que este equipo sigue haciendo de la posesión su estilo de vida y que no hay nada diferente con respecto a años anteriores. Sin embargo, sus jugadores no le siguen la corriente.

Algunos lo hacen a pecho descubierto y con matices que dejan entrever dosis de crítica hacia el 'Pep-Team'. Son los renegados de Guardiola en el Barça.

Piqué y Alves en cabeza

Los dos que más se han expresado a este respecto son Alves y Piqué. Ambos lo han hecho de forma reiterada y en alta voz. Abrió la veda el español, cuando comentó en una entrevista en 'La Gazzetta dello Sport' que el Tiki-taka del Barça les esclavizaba.

Luego matizó, pero volvió a la carga la semana pasada cuando dijo "hay que ser prácticos cuando las circunstancias lo necesitan", en referencia a esos instantes de los partidos en los que el equipo deja de hacer de la posesión y la presión en campo rival su estilo de juego para buscar el contragolpe y los balones en largo a la espalda rival.

En ese sentido Alves alzó la voz el martes para defender las teorías de los 'revisionistas' blaugrana. "Tenemos un estilo de juego definido. Antes éramos muy monótonos y ahora hemos introducido matices", comentó en la previa del Barça - Milan.

Otros jugadores han tirado en la misma dirección, sin usar, eso sí, palabras como "esclavos" o "monótonos" que suenan quizá a dardos encubiertos hacia sus dos anteriores técnicos, Guardiola y Tito Vilanova.

Mascherano es uno de ellos. "El debate es absurdo. El equipo intenta hacer siempre lo mismo, pero hay que buscar ideas para reinventarnos. Los rivales nos estudian y hay que buscar alternativas", comentó. Busquets le siguió la idea. "Es difícil atacar a once al borde del área", insistió.

La disensión de Xavi

Otros como Xavi, sin embargo, parecen disentir de las reflexiones de sus compañeros. "La filosofía es jugar bien al fútbol y a partir de ahí, ganar. Eso es lo que estamos haciendo. Evidentemente se nos exige mucho. Hay mucha presión desde fuera. Aquí no vale el notable. Sólo el excelente", apostilló ante las cámaras de Canal +.

Curioso es que sea el de Terrasa el encargado de dar una versión distinta a la de la nueva corriente interna. Fue él quien se reunió con Martino tras el partido frente al Rayo para pedirle que se volviera a recuperar la doctrina de la posesión y no tanto la de la velocidad o balones en largo.

También es curioso que dos de estos críticos, Piqué y Alves, son dos de los jugadores con los que más problemas tuvo Guardiola en sus últimos meses como técnico del Barça cuando el primero empezó a caminar por senderos extradeportivos que no gustó a Pep y el segundo empezó a dejar entrever lagunas de juego que le quitaron de la titularidad.

Casualidad o no, lo cierto es que cada vez son más las voces que empiezan a renegar del estilo de Guardiola para abrazar las nuevas ideas de Martino alegando que la excelencia de aquellos años es imposible de mantener, aunque quizá lo que se le exija al Barça no es tanto mantener la excelencia como la filosofía con la que, ganaran o perdieran, los aficionados del equipo siempre se sentían identificados.

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