Fútbol

La aislada situacion de Sami Khedira en el vestuario del Real Madrid

Khedira ha perdido a dos de sus apoyos: Özil y Mourinho | EFE

Sami Khedira no se siente cómodo. Así lo comentó este lunes en unas declaraciones al diario Kicker en las que, además, se lanzó sin compasión contra los que le critican. "No soy español, soy discípulo de Mourinho y costé poco. Me siento maltratado", comentó el mediocentro en unas declaraciones poco frecuentes en él. Hasta la fecha el internacional siempre se había mostrado comprensivo con su situación en el club. ¿Que le ha ocurrido? Su situación en el vestuario del Real Madrid explica los motivos de esta singular 'rajada'.

Cuenta hoy el diario Marca que Khedira está más aislado que nunca dentro de la plantilla del Real Madrid. Con el adiós de Özil y el de Mourinho, Sami ha perdido dos de sus principales valedores en el seno del grupo. No es que sus compañeros le tengan manía o no puedan tragarlo, es, simplemente, que su personalidad algo singular no le hace especialmente sociable.

Khedira apenas habla español y él, al contrario que Özil, no ha buscado demasiadas referencias dentro del vestuario. Si el 'besugo' tenía en Sergio Ramos uno de sus principales valedores (y con él, tenía ganado el afecto de buena parte del bloque), Khedira se ha sentido más próximo en estos tres años al propio Özil y a los futbolistas que compartían lengua con él, como Altintop o Sahin.

Con todos ellos ya lejos de la capital, su sensación de aislamiento ha crecido. Para colmo, el futbolista germano de origen tunecino sabe perfectamente que el club quiso venderle el último día del mercado de fichajes cuando el United llamó a su puerta.

Sin embargo, lo tardío de la operación y el hecho de que ya hubiera acuerdo con Özil frenaron cualquier traspaso. Así pues, Khedira se quedó en Madrid, pero lo hizo 'quemado' tras conocer las intenciones de sus equipo.

A ello hay que unir las críticas que recibe desde la grada del Bernabéu (en los últimos partidos de Liga y Champions es un habitual de los silbidos del público) y desde la tribuna de prensa. Khedira no entiende por qué se le ve con tan malos ojos cuando es siempre un jugador que trata de darlo todo por el equipo.

No entiende que, en realidad, el público le cuestiona no tanto su sacrificio (eso es innegable) como su incapacidad para jugar la pelota cuando ésta le cae en los pies.

De hecho, los rivales reconocen que cuando la bola va a parar a sus pies, los técnicos les dan órdenes para no presionarlo. Él, Pepe y Arbeloa son los tres jugadores con vía libre para mover el esférico ante su manifiesta incapacidad para hacerlo en condiciones peligrosas.

Así lo admitió en el último Levante-Real Madrid Joaquín Caparrós, técnico granota, y algunos hombres del Atlético de Madrid tras la victoria en el derbi. Si Khedira tiene el esférico, no hay peligro.

Eso quema en un Bernabéu que clama por el retorno de Xabi Alonso, otro factor más que echa sal en la herida de un Khedira al que el público someterá a juicio en el próximo encuentro de Liga de los blancos, el sábado que viene, en el Bernabéu y contra el Málaga.

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