
Hace dos meses, el dos de agosto para ser más concretos, Di María se exhibió con un partidazo ante Los Ángeles Gálaxy. Después de aquel choque, con el fichaje de Bale en sus primeros compases, la duda era evidente: ¿Y ahora qué hacemos con el galés?
La respuesta que más fuerza tenía en Real Madrid era la de dar salida al argentino para dejarle hueco a su nuevo fichaje en el extremo izquierdo del equipo blanco.
Nadie, por aquel entonces, veía como factible la salida de un Özil que, además, se había convertido en un fijo para Ancelotti, bien en el mismo puesto, el extremo izquierdo, bien en la medular junto a los Isco, Casemiro, Modric o Khedira. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado.
Di María sigue saliéndose en sus intervenciones con los blancos, pero la solución de aquellos días no sirve. El jugador vendido ha sido Özil y en el Real Madrid empiezan a preguntarse si Bale tiene hoy tan claro ser titular del equipo blanco, si se ha quedado sin hueco o, si entra en el once merengue, qué jugador debería ser el sacrificado.
Todo apunta a que, si nada ni nadie lo impide, será esta última alternativa la que se impondrá. Es decir, que Bale será titular sí o sí y que habrá que sacar del once blanco a alguno de los actuales titulares para darle cabida.
Sin embargo, y al contrario de lo que se pueda pensar por sus similitudes en cuanto a posición, las papeletas para abandonar la titularidad no recaen en Di María, sino que se centran en Benzema.
Y es que el argentino está bordando un inicio de curso magnífico que empezó algo gris precisamente por las opciones de salir del Bernabéu en lugar de Özil. Sin el alemán en el equipo y con Bale fuera de combate por el sobreuso que ha hecho de él Ancelotti, Di María comenzó a brillar hasta alcanzar su cenit el pasado martes contra el Copenhague.
Su doblete y su asistencia de rabona en el segundo gol de Cristiano Ronaldo dejó claro que hoy por hoy es uno de los jugadores insustituibles del equipo merengue. Todo lo contrario sucede con un Benzema al que le siguen lloviendo críticas desde la grada del Bernabéu. Se supone que la alternativa al galo debería ser Morata, pero Ancelotti insiste con sus gestos en no darle tanta responsabilidad al chaval. O no lo ve preparado o simplemente cree que no es suficientemente bueno para el puesto, algo que podría no suceder con Cristiano Ronaldo.
Aunque el luso insiste en que no le gusta jugar de nueve fijo, en el Real Madrid no se descarta que ejerza como tal en algunas fases de la temporada, aunque, en realidad, el portugués tendría siempre libertad de movimientos para alternarse con el resto de atacantes blanco.
Una tercera vía es la que apunta a convertir a Di María en un interior más con el que dar descanso a habituales como Modric o Isco. Sin embargo, su corte atacante y su perfil, poco propenso a la pausa como estos dos jugadores le hace un candidato dudoso a esta posición necesitada de más templanza que celeridad.
Sea como fuere, lo que parece claro es que Bale tendrá que pelear más de lo inicialmente previsto para hacerse con un hueco en el once del Real Madrid. Hueco que, hoy por hoy, no tiene Di María y sus exhibiciones se lo han arrebatado, aunque sólo sea temporalmente.