
Thiago Alcántara ya es jugador del Bayern de Múnich. El futbolista hispano-brasileño será presentado el próximo jueves con la elástica bávara. Una camiseta que bien pudo ser diferente. Jordi Roures, presidente de Mediapro y conocedor de las profundidades del fútbol (especialmente del catalán) destapó este lunes en Rac1 que el ex del Barça tuvo sobre la mesa tres ofertas más. "Dos extranjeras y una de España", dijo.
La nacional tenía color blanco. El Real Madrid quería a Thiago y apostó fuerte por él. De hecho llegó a convencer a los suyos. Pero la decisión final no era de su entorno, sino del propio Thiago. Y Thiago dijo no. Pero no por cuestiones vinculadas a su amor por los colores. O quizá sí.
Thiago rechazó la oferta merengue porque su deseo es volverá algún día a Barcelona y sabe que, jugando en el eterno enemigo, las puertas del Camp Nou le estarían cerradas de por vida.
Es decir, que Thiago sí hubiera vestido de blanco si hubiera tenido, más tarde, la ocasión de regresar al Barça sin problemas, ni altercados por haber sido jugador merengue, algo imposible hoy en día, pero factible con su movimiento actual, el de irse a Alemania para jugar con el Bayern de Guardiola.
El truco de Illarra
Según fuentes cercanas al futbolista, el Real Madrid estaba dispuesto a dar un paso similar al que ha dado el Bayern de Múnich: pagar más dinero que el que figuraba en la cláusula de rescisión para hacerse con los servicios de Thiago sin que la operación fuera entendida como un movimiento hostil.
De esta manera saldrían ganando tanto el club blanco (se ahorraría los gastos derivados del pago del IRPF que debería abonar Thiago por abonar personalmente la cláusula) y el propio Barça, que vería como un jugador que se le marchaba sí o sí les proporcionaba más beneficios que los que daría su propia cláusula.
¿Les suena? Es la misma técnica que probaron los merengues con Illarramendi, aunque en este caso con un gasto mucho menor. Illarra ha costado unos 30 millones de euros. Thiago hubiera valido diez menos.
Aunque las relaciones entre Sandro Rosell y Florentino Pérez han vuelto a ser normalizadas (sufrieron un periodo tenso durante el primer año de la era Mourinho) la estratagema para hacerse con Thiago habría permitido al presidente blanco mantener su palabra.
"El Real Madrid no paga cláusulas", suele decir. Cierto. En este caso (como sucedió con Illarra) se habría acordado un traspaso más caro que el pago de la cláusula.
En caso de que el jugador hubiese querido jugar en el Bernabéu, los blancos habrían justificado el fichaje como un deseo del propio Thiago y nunca como una agresión al eterno rival.
Sea como fuere, Thiago rechazó la alternativa y cerró cualquier opción a verlo en la capital. Una negativa que se notó en las declaraciones del propio Florentino Pérez durante su ronda de entrevistas en varios medios, cuando pasó de las respuestas dubitativas sobre Thiago a un rechazo rotundo e innegociable a negociar por el mediocampista.