
El periodista chileno Juan Pablo Meneses se ha enfundado el disfraz de agente de la FIFA para sumergirse en el opaco negocio de los niños futbolistas.
Fruto de su investigación ha publicado el libro Niños futbolistas, en el que da cuenta de las cuestionables tácticas utilizadas para comprar y vender a las futuras estrellas de los campos de fútbol, según relata El País.
En América Latina, los mejores niños están controlados por un agente desde muy temprana edad. Si a los 13 o 14 siguen por libre, significa que ya no serán fichados, por lo que los 10, 11 y 12 años se convierten en las edades ideales para 'cazar' a las futuras estrellas del balón.
La competencia entre agentes es feroz, y se valen de sobornos a periodistas para que, desde los distintos países, les manden una lista de los jugadores más prometedores y de menor edad.
Otro de los requisitos deseables es que procedan de barrios complicados socialmente, ya que les confiere un carácter que será apreciado en el campo de juego. El agente también tiene que controlar a su niño en tres aspectos: las drogas, la novia y los estudios, para garantizar su concentración total en la carrera futbolística y su triunfo.
Cuestionables condiciones
Los agentes se juegan grandes sumas de dinero por las comisiones de fichajes y traspasos, a menudo en condiciones poco idóneas para los chavales a las que la FIFA hace oídos sordos. Así, muchos niños viajan solos a los países que les fichan, y se ven obligados a adaptarse a una vida de adulto con solo 12 años.
En opinión de los agentes latinoamericanos, los niños futbolistas argentinos son los mejores, debido a su actitud competitiva; a estos les siguen los uruguayos y, finalmente, los brasileños, que son por los que mayores sumas se pagan.