
El FC Barcelona está pendiente de un hombre británico y novato en un cargo antes ocupado por un maestro del fútbol. David Moyes, nuevo entrenador del Manchester United en sustitución del míticos Sir Alex Ferguson, dará a lo largo de este viernes su primera rueda de prensa como técnico de los 'red devils'. Y en ella, los aficionados de Old Trafford y del Camp Nou espera que hable de un futbolista: Thiago Alcántara.
El jugador hispano-brasileño, ya saben, está en el punto de mira del cuadro inglés. Su reducción de cláusula (costará 18 millones hasta el 1 de agosto) ha provocado semejante reacción. No todos los días se tiene a un crack a precio de jugador medio.
En la Ciudad Condal temen que el futbolista ya haya dado su palabra. Temen que, en realidad, todo esté atado y bien atado y que Thiago acabe, finalmente, jugando con otro equipo. De ser así, el golpe sería durísimo. Primero, por perder a Thiago. Segundo, por perdelo a precio de saldo. Y tercero, porque apenas queda tiempo para cubrir un puesto que, de necesitarse, saldrá mucho más caro que el precio que dinero que finalmente se ingresaría por él.
De ahí que el club esté exigiendo una respuesta a Thiago. Para bien o para mal, pero que hable y diga algo. Sin embargo, y para malestar culé, Thiago guarda silencio. Lo guarda él y lo guarda su familia.
Cuenta hoy el diario Sport que ayer su padre, Mazinho, pasó por las oficinas del club. La reunión era de todos conocida. Iba a hablar de Rafinha, su otro hijo y también futbolista del Barça. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, el club le trasladó su inquietud por el caso de Thiago. Sin embargo, Mazinho pasó del asunto. Dijo no saber nada y denegó hablar más del tema. Silencio absoluto.
En el club consideran que esta posición de Mazinho, y por extensión, del propio Thiago es una falta de respeto al club en el que el chaval se ha formado. Por mucho que la decisión final sea suya y sólo suya (el Barça en este asunto tiene poco que decir más allá de tratar de convecerlo), consideran que, por el trato dispensado a Thiago, debería haber algo más de cordialidad y transparencia por su parte.
Y mientras, Thiago, erre que erre. Hoy las palabras de Moyes al respecto podrían aclarar (o no) parte del asunto. Si finalmente lo hacen para que el jugador se quede en Barcelona, el club respirará, aunque ya más de una voz autorizada en el Camp Nou teme que termine teniendo efectos negativos en la manera como la afición trate al mediocentro de aquí en adelante.