
El fútbol es, como muchas cosas en la vida, una práctica que no escapa de la superstición. Que se lo pregunten a Luis Aragonés. El ex seleccionador español, con el que comenzó el camino de la gloria de España, era un maniático de ciertas costumbres que siempre cumplía o evitaba, según creyese que le daban buena o mala suerte. Entre las más famosas, la del amarillo. Le tenía (y tiene) una tirria escandalosa. Solo verlo le daba pavor.
Con Del Bosque la cosa ha cambiado. El salmantino es un hombre más fiel a ciertas costumbres que a ciertos ritos vinculados con la buena o mala suerte. Cosas de su perfil sereno y relajado.
Sin embargo, con el técnico español se ha dado una suerte de 'maldición' que España espera poder superar en esta Copa Confederaciones (ConfeCup). Y es que siempre que la selección ha iniciado un torneo ganando con Del Bosque en el banquillo, 'La Roja' ha caído eliminada antes de llegar a la final.
Cierto es que sólo ha sucedido una vez. Fue en Sudáfrica, durante al anterior edición de la Copa Confederaciones. En 2009, España arrancó el torneo goleando a la modesta Nueva Zelanda, pero no llegó a la final. Cuando todo parecía despejado para que se diera un partidazo entre Brasil y 'La Roja', Estados Unidos nos eliminó en semifinales.
Sin embargo, en los otros dos torneos disputados (Mundial de 2010 y Euro 2012), España no comenzó ganando el torneo y, pese a ello, acabó siendo la dominadora absoluta del torneo. Así, en el Mundial, los nuestros perdieron frente a Suiza en uno de los resultados sorpresas del campeonato.
'La Roja' temió por su eliminación, pero tras ganar a Honduras y Chile, el rumbo se enderezó y se acabó levantando el título en Johanesburgo tras aquel gol de Iniesta. Algo parecido ocurrió en la Euro del año pasado. España comenzó el torneo con un discreto empate frente a Italia en el que se dispararon las críticas por un juego algo atascado y sin mordiente en la punta de ataque.
Tras aquel partido, España volvió a coger el camino de su estilo y terminó venciendo el torneo con una superioridad como hacía tiempo que no se recordaba.
¿Sucederá igual en esta ocasión o España volverá a quedar eliminado de la Copa Confederaciones?
Sea como fuere, quizá es positivo que así suceda. Nunca un vencedor de la ConfeCup ha ganado, al año siguiente, el Mundial de turno. Pero esa es otra maldición. Meditar sobre ella tocará en 2014.