El Paris Saint Germain (PSG) no quiere asistir impasible a la posible salida de su entrenador, el italiano Carlo Ancelotti, rumbo al Real Madrid. La entidad de la que es dueño el multimillonario catarí Nasser Ghanem Al-Khelaifi pretende sacar una importante suma económica a los blancos por el fichaje de su técnico.
Mientras que los blancos y el propio Ancelotti creen que su llegada a Madrid se puede producir a coste cero, los franceses litigarán para que la marcha del técnico se produzca por una cantidad que podría rondar los 10 millones de euros, una cifra cercana a los 15 que tuvo que pagar el equipo merengue por hacerse con los servicios de Mourinho allá por el año 2010, cuando el portugués abandonó el Inter de Milán pese a tener contrato en vigor con los italianos.
En la entidad del Paseo de la Castellana no están dispuestos a desembolsar cifra alguna por cuanto entienden que se Ancelotti quedaría libre de contrato a final de esta temporada. En todo caso consideran que se trata de un problema que tienen que resolver el entrenador y su actual club.
Ancelotti debería finalizar su vinculación con los parisinos el 30 de junio de 2013. Sin embargo, una cláusula del contrato firmado entre el preparador y el PSG afirma que, de quedar al final de esta campaña entre los tres primeros clasificados, renovaría automáticamente por dos años, algo que sucederá toda vez que el PSG está a un paso de ganar la liga francesa (de haber ganado este domingo habrían sido ya campeones).
Aunque esa cláusula existe (así lo reconoce el entorno de Ancelotti), el preparador italiano considera que no tiene validez real por cuanto hay una suerte de pacto verbal con el club por el que puede quedar liberado si algún grande de Europa llama a su puerta, y el Real Madrid, obvio, sería uno de esos grandes de Europa.
Lo normal es que el PSG niegue este acuerdo y dé validez a la renovación de su técnico pese a que sepan que retenerlo es casi imposible. El objetivo es usar su continuidad para que la salida de Ancelotti tenga algún tipo de contraprestación económica, no tanto de cara al equilibrio de sus cuentas (el PSG es un club más que saneado), sino para evitar dar la sensación, ante sus aficionados, de que se dejó marchar al transalpino sin luchar por obtener algo a cambio.
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