
Las denuncias de José Mourinho sobre posibles irregularidades en el voto del Balón de Oro al mejor entrenador del año 2012 han destapado nuevas dudas sobre un premio que, desde que quedó bajo el paraguas de la FIFA, ha estado plagado de sombras, errores e incógnitas no sólo en la categoría de entrenador, sino también en la más importante, la que afecta a los jugadores.
Este cóctel, lejos de darle más prestigio al premio, ha ensombrecido más si cabe el galardón, todo lo contrario a lo que pretendía el organismo cuando, en 2010, llegó a un acuerdo con la revista France Football para fusionarlo con el FIFA World Player.
Ya en aquella primera edición empezaron a duras críticas por los cambios y modificaciones que había sufrido el premio ante esta mutación que, ese año, benefició a Leo Messi.
De haber seguido las normas tradicionales del premio, el ganador debería haber sido Andrés Iniesta, autor del gol que dio a España el Mundial celebrado apenas un puñado de meses atrás.
Dicho de otro modo, los periodistas votaron de manera masiva al de Albacete, pero fue la incorporación de capitanes y seleccionadores lo que terminó decantando la balanza a favor de Messi. 'La Pulga', aquel año, 'sólo' consiguió la Liga con el Barça. Su actuación en Sudáfrica fue más que discreta.
Ni bases, ni votos cualificados
Ante este resultado, fueron muchas las voces críticas que empezaron a solicitar cambios a la FIFA para que el premio tuviera un criterio más serio. Una de esas peticiones fue la de fijar unas bases para que se tuviera bien claro qué se votaba, si el jugador que había tenido más éxitos (y por lo tanto, más títulos) en un año o el que mejor había jugado durante todo un año natural.
Este criterio, el de un año natural, también provocó comentarios negativos. No parece lógico, apuntan incluso algunos de los encargados de votar en este premio, que se decida el mejor jugador durante 365 días, cuando, en fútbol, el tiempo se mide en temporadas y no en años naturales.
A esas críticas hay que unir una de las que más peso tiene dentro del fútbol occidental y, en especial, el fútbol europeo. Algunos participantes no comprenden que no exista una suerte de criterio que permita el voto cualificado. Es decir, que el voto de países como España, Italia, Brasil o Alemania tenga más peso que otros con mucha menos tradición futbolística.
Y es que ediciones como aquella de 2010 hubo federaciones (la del Chad) que votó como mejor jugador a Asamoah. Su ejemplo sirvió para ilustrar como hay federaciones que votan por inercia mediática o factores que poco tienen que ver con lo futbolístico. De ahí que haya voces críticas que pidan un sistema similar al de la Bota de Oro en Europa, donde los goles de ciertas ligas valen más que los de otras. Aquí ocurriría lo mismo, pero con los votos.
Un problema de amigüismo
Los últimos acontecimientos han desvelados nuevos fallos en la votación del Balón de Oro. Algunos, alejados del sistema. Uno de ellos apunta a las intenciones que mueven a los protagonistas de elegir a los vencedores. El amigüismo, en ocasiones, es la norma.
Así, por ejemplo, con el caso de Mourinho se ha descubierto que los tres encargados de denunciar al luso posibles irregularidades habían ejercido su voto más por amistad con el entrenador que por méritos (que los hay) del técnico.
Algo similar ocurrió con Iker Casillas cuando decidió colocar como primero de su lista a Sergio Ramos. Cristiano Ronaldo fue segundo de aquella lista, algo que no gustó al portugués. Sin embargo, él también se vio beneficiado por este sistema.
Casualmente no pudo estar presente como capitán de Portugal el día que se repartió el papel en el que debía estampar su decisión, de ahí que fuera Bruno Alves, segundo capitán luso, el encargado de decidir qué jugador era el mejor jugador del planeta. Y voto a Cristiano Ronaldo. Curioso.
En mano de las federaciones
A todo ello hay que unir que la FIFA delega el proceso de elección de los galardonados a las federaciones de cada país. Son ellas, las federaciones, las que distribuyen los documentos para cada elección. Y en ocasiones, bastantes, las distribuyen mal. Es lo que ocurrió con los representantes del Chad y de Guinea Bissau, amigos de Mourinho quienes, por cuestiones burocráticas de sus selecciones, no pudieron votar o lo hicieron fuera de plazo.
Algo similar ocurre con Juvenal. El delantero del Girona es capitán de Guinea Ecuatorial. Él votó a del Bosque pero, afirma, su voto nunca llegó. Lo mismo que sucedió con 'The Special One' pero a la inversa.
Para colmo, aunque los votos lleguen bien, hay muchas ocasiones en las que la información sobre cómo votar no está bien dada. Así, en el caso de la Federación Española de Fútbol, sus responsables se olvidaron de avisar a Casillas y Del Bosque de que, a partir de 2011, podían votar a jugadores y técnicos de su propio país. Ambos eligieron sin saber que podían escoger a los suyos.
Otras federaciones, por el contrario, no distribuyen la lista de los 30 finalistas entre sus capitanes y selecionadores, con lo que escogen a jugadores, en ocasiones, no permitidos. Su voto queda anulado y no aparece ni en la lista definitiva.
Del Bosque, uno de los afectados
De estos fallos hay que decir que uno de los principales afectados fue Vicente del Bosque. El seleccionador no ganó el premio de 2010 por un escaso margen de diferencia con respecto al vencedor final, el propio Mourinho. Un 33,08% de los votos fue a parar a Del Bosque, mientras que el 35,92 (sólo un 2,84% de diferencia) votó a Mourinho.
En aquella edición hubo federaciones que sólo votaron al luso. No sabían que se podía votar a más entrenadores. Fue el caso de Zwazilandia, que votó al completo por Mourinho, jugadores y entrenadores incluido.