
Ha vuelto a ocurrir. No es la primera vez, pero hacía tiempo que no se escuchaban cánticos racistas en el Bernabéu contra Dani Alves. Sin embargo, el partido de ida de semifinales de la Copa del Rey de este miércoles sirvió para que el lateral brasileño del Barça volviera a escuchar cánticos que imitaban el sonido del mono por parte de un sector nutrido del estadio blanco.
Y es que Alves se convirtió este miércoles en uno de los hombres más activos del Barça. Activo en todos los sentidos. En ataque y en defensa. En sufrir golpes y provocarlos. En la excelencia y también en las artes oscuras que suelen aparecer en este tipo de partidos.
De ahí que el público del Real Madrid, habitualmente cargado de animadversión contra el ex sevillista, se cebara con él. No es una justificación. Sólo la explicación del por qué sucedió todo.
El primer pique del partido llegó cuando, nada más arrancar el choque, el jugador se quejó de una entrada. Se tiró al suelo y obligó a las asistencias a saltar al césped. Dos minutos después de estar en la banda, volvió fresco al campo. El público entendió que fingía.
Así fue acumulando pequeños roces hasta que, ya a mediados de la primera parte, una subida por banda forzó una falta de Cristiano Ronaldo. El delantero, apercibido de sanción, agarró a Alves y éste se quedó un buen rato tendido en el suelo con gestos de dolor.
Los culés se abalanzaron sobre el árbitro. Pedían una y otra vez la amarilla para que CR7 no jugase en el Camp Nou. Aquello fue la mecha definitiva.
Así, cada vez que Alves cogía la pelota, se repetían los gritos. Gritos que alcanzaron su cénit cuando Xabi Alonso entró en falta al lateral. Éste se picó y se fue a por el tolosarra. Tuvieron que ser Arbeloa y Busquets los que evitaran una pelear mayor.
Tras el partido, Alves no evitó el asunto y en Twitter, cargó contra los que le habían gritado antes. "Gran trabajo de mi equipo, lástima el resultado y más lástima aun lo de racistas que hay en algunos lugares pero soy feliz como soy gracias", comentó.