El Real Madrid es una máquina de triturar titulares. Tan pronto llega la noticia, saluda y se va. No da apenas tiempo de más. Sobre todo si al otro lado ya emerge con fuerza un Clásico. Cosas del fútbol. Todo va a una velocidad de vértigo. Sin embargo, existen asuntos que se cuecen a fuego lento. Que quedan en el subconsciente de sus protagonistas. Uno de ellos, en el Bernabéu, es el affair de la comida de capitanes de la semana pasada.
El resumen es sencillo: Casillas y Sergio Ramos cerraron con Florentino Pérez las primas de la temporada y, de paso, le pintaron la situación del vestuario blanco, con advertencia incluida. Había jugadores que no estaban cómodos con Mourinho. Gente dispuesta a buscarse la salida si el luso seguía. No era un ultimátum. Sólo una descripción.
Marca lo hizo público y, a partir de ahí, el lío. Desmentido de Florentino, de los capitanes, malestar en la prensa, ruido de espadas en el vestuario merengue... y al final del camino, un triunfo. La goleada blanca al Getafe lo ha vuelto a eclipsar todo. O quizá no todo.
En el seno del club se sigue reflexionando sobre la situación de expuesta por sus dos estandartes. Aquellas palabras de Casillas y Ramos sobre los futbolistas que buscarían el adiós en caso de la continuidad de su técnico han puesto en alerta a la entidad. ¿De qué jugadores estamos hablando?
Casillas y Ramos no los citaron en la comida en cuestión, pero todos saben que se refieren a siete futbolistas. Los siete más descontentos con 'The Special One'. Los propios Iker y Sergio encabezan la lista. Los siguen Özil, Benzema, Cristiano Ronaldo, e Higuaín. Todos ellos han dejado entrever a lo largo de la temporada, su deseo de marcharse del club si el preparador luso continúa al frente.
En el caso de Ramos, EcoDiario.es ya contó como el Chelsea le había seguido la pista el pasado verano. Hubo tanteo pero el andaluz rechazó la oferta. Sin embargo, sus tensiones con Mourinho allá por septiembre y octubre, volvió a colocarle en una posición delicada. Tenía dudas. No podía seguir aguantando el pulso con el portugués. Afortunadamente las tensiones se rebajaron. Más si cabe después de que en la capital se haya sabido que Mourinho no seguirá.
A Cristiano Ronaldo ya le sucede algo parecido. De hecho, el delantero ya tuvo el famoso episodio de su tristeza. Episodio precedido del primer enfrentamiento serio con Mourinho, posterior al duelo contra el Getafe y previo al Clásico en el Bernabéu de la Copa del Rey. Sus roces han ido creciendo. Comparten manager pero no 'feeling'. No hay buen rollo entre ellos.
El resto de los nombrados son futbolistas que, en mayor o menor medida, se han visto perjudicados en algún momento por Mourinho. Özil entiende que, en ocasiones, el luso no entiende sus bajones. Que le pide sacrificios tácticos que no se ajustan a sus cualidades.
Benzema, por otro lado, no entendió muy bien las críticas que le lanzó Mourinho cuando expresó que quería más minutos. El francés tiene al entrenador como una de las razones por las que ha recuperado la buena forma, pero entiende que no se ha valorado su propio sacrificio para conseguirlo.
Higuaín camina por una senda similar. Al 'Pipa' no le gustan los conflictos internos que se han generado (se le considera uno más de los españoles del vestuario) y, además, no se siente cómodo con su rol, de nuevo, de suplente.
Todos ellos, menos Higuaín, pertenecen a la lista de los 'intocables', aquellos jugadores que el Real Madrid no está dispuesto a vender la próxima temporada, más allá de que siga o no Mourinho.
El instante de la confesión