
El caso Sergio Ramos (su suplencia ante el City como posible castigo por sus tiranteces con Mourinho) no está cerrado todavía. Las declaraciones del defensa tras el partido frente al Rayo Vallecano se han interpretado en el seno del conjunto blanco como una advertencia al técnico luso. Algo así como "No vuelvas a rajar en público de nosotros". Un órdago que juega con cartas seguras. En la entidad de Chamartín saben que Ramos cuenta con el respaldo y protección de Florentino Pérez.
Cabe recordar que el andaluz afirmó tras jugar ante el Rayo que "mis cosas, las cosas de familia, las resuelvo de puertas para adentro. Cuando hablo de familia hablo del Real Madrid y de lo que me corre por las venas". Una familia en la que cuenta con el cuidado del 'padre'. El presidente está con su jugador, eso sí, de forma especial.
Se trata de un respaldo y una protección pasiva. Según ha podido saber EcoDiario.es, Florentino Pérez no se habría inmiscuido en esta cuestión de forma protagonista. No. Eso es cosa del pasado, de aquellos tiempos en los que el presidente mantenía hilo constante y directo con sus estrellas. Una forma de entender la gestión de un club que propició su dimisión en 2006. Mimó demasiado a sus chicos y terminó pagándolo. El monstruo que él creó lo devoró. Él mismo lo reconoció.
Hoy, seis años después, Florentino ha aprendido la lección y mantiene una discreta distancia con cuestiones de este tipo. Se inmiscuye lo justo en el día a día y delega en hombres de confianza parte de estos problemas.
Buena prueba de ello fue su gestión de otro caso polémico. Cristiano Ronaldo y su 'tristeza' no obtuvieron una respuesta personal del presidente. Intervino desde bambalinas e incluso mantuvo una postura tajante: nada de renovaciones hasta finales de año. De ahí, en parte, el frío saludo del delantero el día del reencuentro con motivo de la foto oficial del equipo.
Algo similar habría ocurrido en este caso. El presidente blanco sabe perfectamente de los juegos que existen dentro de un vestuario con grupos reconocibles incluso sobre el terreno de juego. Sin embargo, entiende que semejantes tensiones forman parte del trabajo de cualquier club de élite y confía en la madurez de su entrenador y vestuario para gestionarlo.
Sin embargo, dentro de este juego de equilibrios, hay excepciones y entre ellas está Sergio Ramos. El zaguero internacional aterrizó en el Real Madrid de la mano del propio Florentino y desde entonces han mantenido un contacto especial. El presidente lo cuida y respeta su opinión tanto como la de Iker Casillas. El mandatario entiende que ha madurado lo suficiente en el club como para representar la esencia y filosofía madridista que él promulga.
De ahí que, en este caso, Ramos sepa de primera mano que tendrá el respaldo de su presidente. Puede hablar claro y ante los medios sobre Mourinho sin temor a quedarse solo con sus palabras. El vestuario (o al menos una parte) lo respalda y el club, a través de la figura de Pérez, también. Esto explica su insistencia en no declararse como 'vencido' en este rifi-rafe. Su postura es firme. Es una demostración de fuerza ante su entrenador. Demostración con respeto, pero demostración al fin y al cabo.
Mourinho también lo sabe y por eso no forzó la máquina en Vallecas. Ramos jugó de titular y lo seguirá haciendo salvo sorpresa. Tirón de orejas, pero en su justa medida, no vaya a ser que el presidente se lo tome a mal y le quite potestad dentro del mucho poder que le ha concedido.
¿Significa esto que las relaciones entre Mourinho y Florentino son malas? Ni mucho menos. Son excelentes, pero, como en todas relaciones, hay puntos fuertes y otros débiles. Éste, el de jugadores como Casillas o Ramos es uno de esos nexos no tan reforzados.