El FC Barcelona se juega contra el Real Madrid el primer título de la temporada. Esta noche a las 22:30, los culés disputan la ida de la Supercopa contra los blancos con el debut de Tito Vilanova en un Clásico como principal motivación. El técnico culé dispondrá su once de gala con algo más que una duda en su pizarra: ¿Pinto o Víctor Valdés en la portería? En esta decisión el preparador se juega parte de su autoridad en el vestuario blaugrana. | 50 datos imprescindibles para entender un Clásico
La presencia de uno u otro se convirtió, durante la era de Pep Guardiola, en uno de los elementos clave para entender el buen rollo que dominaba la plantilla barcelonista. Y es que Pinto es, para el resto de sus compañeros, algo más que un jugador más.
Es ese tipo de personajes que, a la sombra de los titulares, hace piña a base de bromas, buen rollo y solidaridad. Todos lo arropan y lo quieren, algo que Guardiola comprendió nada más llegar al vestuario culé. Había que mimar al gaditano ganarse el favor de sus chicos. De ahí que la titularidad del arquero en los partidos de Copa fuera innegociable desde el inicio de su caminar en el banquillo del Camp Nou.
"El equipo serán Pinto y diez más", repetía con frecuencia cuando le preguntaban sobre la posibilidad de que Valdés le quitara el puesto en los partido más importantes de esta competición, tales como las tres finales que disputó el equipo con Pep en el equipo o los clásicos de la pasada temporada.
Semejante apoyo a este líder oculto en el mejor Barça de la Historia fue recompensado con la fidelidad de un bloque que siempre alabó y aplaudió la decisión de Guardiola, incluido el propio Valdés.
Sólo hubo una ocasión en la que ex técnico cambió el paso para darle la titularidad al internacional: la Supercopa del año pasado, cuando Víctor fue titular en la ida y la vuelta. La importancia simbólica que se le dio al título hizo que se apostara por el primer arquero en lugar del suplente. Tantas habían sido las ocasiones que Pinto había tenido oportunidades que nadie protestó aquella decisión.
Sin embargo, un año después, todo ha cambiado. Tito Vilanova deberá decidir ahora si proseguirá o no con el método que él mismo, como segundo entrenador de Guardiola, avaló la pasada temporada. Hacerlo o no podría colocarle en una posición u otra frente a sus jugadores. A favor de que juegue Pinto, mantener la cohesión y el criterio anterior.
En contra, perder calidad ante un arquero, Valdés, que ya salvó al Barça en la vuelta del año pasado con un partido inmenso. Reflexiones que a esta hora hierven en la cabeza de un Tito que, haga lo que haga, tendrá en la portería culé su 'patata caliente' particular en su primer gran partido como entrenador blagurana.
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