El Athletic de Bilbao se ha convertido en el primer equipo español en volver a la competición. Los 'leones' de Bielsa jugaron ayer la previa de la Europa League ante el NK Slaven de Croacia y golearon por 3-1. El partido, sin embargo, quedó eclipsado por una acción extra deportiva. Los aficionados rojiblancos silbaron de forma sonora a Fernando Llorente cuando saltó al terreno de juego. El riojano fue suplente.
Con este gesto, 'La Catedral' mostró su malestar por el hecho de que todavía no haya renovado tal y como estaba previsto a mediados de la pasada temporada. Esta pitada, sin embargo, no ha sentado nada bien entre los directivos del Athletic, que entienden que podría dificultad un proceso complicado del que depende buena parte del futuro del equipo.
Llorente termina su contrato en 2013 y, en caso de no seguir, podría salir gratis de su actual equipo sin dejar ni un euro en las arcas bilbaínas. Siendo esto preocupante, lo que más ronda la cabeza de los directivos es el riesgo de que el futbolista se marche dejando huérfano un proyecto del que es seña y bandera.
Sus previsiones decían que Llorente debía haber renovado el pasado invierno. Sin embargo, las conversaciones entre su agente y representante se alargaron más de lo que la institución pretendía. Con todo, el mes de marzo parecía que se iba a llegar a pacto.
Entonces, fuentes de Ibaigane filtraron que ya había acuerdo a ETB. La noticia se dio por cierta y el entorno del jugador explotó: vieron como algo incompresible esta intromisión. Paralizaron el proceso y lo reanudaron tiempo después, eso sí, con condiciones más duras.
Aunque a principios de verano se rumoreó con una salida inmediata. El de Rincón de Soto no lo negó y, de hecho, no dio señales de vida cuando se le llamó para preguntarle por el interés de varios equipos de la Premier League.
Sea como fuere, lo cierto es que Llorente ha decidido permanecer, eso sí, con un ambiente muy turbio sobre su persona que podría provocar la ruptura total de las conversaciones y, sobre todo, un mal rendimiento que lastrase al español en sus partidos con los rojiblancos, algo que se une a su mala relación con un Marcelo Bielsa que le exige trabajar más para el equipo.