
El caso Luka Modric podría estar más cerca de solventarse. Hoy el futbolista croata del Tottenham ha dado un nuevo paso para acercarse al Real Madrid cuando, al regreso de sus vacaciones, se ha reunido con su nuevo entrenador, André Vilas-Boas. El jugador ha sido claro y conciso: "Me quiero ir al Real Madrid".
El encuentro, según informa la prensa británica y los diarios deportivos madrileños, ha durado una media hora, suficiente para que el mediapunta haya dejado claras sus intenciones. El propio Vilas-Boas ya manifestado en días precedentes que la continuidad de su jugador estrella parecía complicada, aunque también manifestó que no se marcharía a cualquier precio.
La intención inicial de Modric era que su fichaje se cerrase antes de tener que entrenarse con el Tottenham. Sin embargo, las exigencias del club londinense han ralentizado mucho todo este proceso. Lo que parece claro es que el acuerdo futbolista-Real Madrid está más que cerrado. Así pues, sólo el precio global del traspaso impide que se concrete el fichaje.
En Chamartín la operación se ve con mucha más calma. No hay prisa por fichar y, además, para hacerlo se necesita que Kaká salga primero para tener dinero disponible con el que iniciar la operación. La posible llegada del brasileño a Milan, éste sí, con prisas por rehacer su plantilla, reactivaría el mecanismo y aceleraría el proceso.
En caso de que la situación se enquiste, el entorno del jugador no descarta que, como sucediera en 2011, Modric solicitase el 'transfer request' al club para pedir, formalmente, que lo dejen marchar. En Inglaterra existe un pacto de caballeros por el que, cuando un futbolista da este paso, el equipo se ve moralmente forzado a abrirles las puertas de salida.
Sin embargo, el Tottenham ya cerró esta posibilidad cuando fue el Chelsea el que llamó a su crack. La rivalidad influyó en aquel rotundo 'no way', pero en Londres tienen claro que su posición inicial será la de seguir exigiendo altas cifras (35-40 millones) por el mediapunta.