Fútbol

El perdón del Valencia y el enroque de Guardiola para no enmendar su error táctico

Guardiola dar órdenes a Adriano; su salida frenó los ataques chés | EFE

Pep Guardiola también comete errores. Pese a su brillante currículum como técnico, el de Santpedor demostró en Mestalla que también es humano.

Su 3-4-3 ante el Valencia hizo aguas en defensa y pudo costarle una goleada en la primera parte. Movimientos que pudo corregir antes del descanso, pero que no matizó hasta la segunda mitad.

¿Por qué? Sólo él lo sabe. En sala de prensa regateó la pregunta y prefirió centrarse en el rival: "Hemos jugado ante un gran equipo que lo ha hecho muy bien por la izquierda", comentó.

Cierto, pero no del todo. El conjunto ché encontró por la izquierda una autopista que facilitó esa brillantez. Motivo: la insistencia de Guardiola en convertir a Alves en extremo derecho y cerrar con tres defensas que, en realidad, no lo son.

Al menos uno: Mascherano. El argentino -habitual mediocentro- jugó de falso lateral derecho para completar una zaga muy atípica junto a Puyol y Abidal. Ahí, pegado a la cal, sufrió mucho, muchísimo ante la combinación Mathieu - Alba. Para colmo, Soldado y Banega se volcaron en ese costado. La superioridad era evidente. Llegó el naufragio constante.

La no rectificación de Guardiola

Guardiola, valiente en su planteamiento inicial, decidió no cambiar nada pese a tener los mimbres para hacerlo. Con Alves reconvertido a extremo derecho, la solución parecía sencilla: bajar al brasileño al lateral y cambiar al 4-3-3 con Messi, Cesc y Pedro en punta. He aquí la sorpresa: Pep mantuvo el dibujo. Nada de movimientos.

Su insistencia propició que el Valencia continuara llegando una y otra vez por la izquierda favoreciendo constantes ataques ché en clara superioridad. Así llegó el 1-0 y el 2-1. Y pudieron ser más. La clarísima ocasión fallada por Soldado se produjo en un desajuste por el lado diestro.

Que había error era evidente y el propio Guardiola lo reconoció de facto cuando en la segunda parte metió a Adriano por Keita. Alves volvió al lateral y el equipo se recompuso en un 4-4-2 que, más tarde, volvería al 3-4-3 (Thiago por Puyol). La dupla brasileña por el costado derecho frenó al Valencia. El Barça mejoró, dejó de sufrir y trasladó los nervios a su rival hasta conseguir el empate.

La jugada, se puede concluir, le salió bien a Pep. Los fallos del Valencia ante la portería de Valdés consiguieron convertir un gran borrón táctico de Guardiola en un pecado venial de consecuencias no tan graves como, por momentos, se preveía.

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