
El Real Madrid debutó con un mal partido en el Santiago Bernabéu. Lo dice su técnico. José Mourinho se mostró molesto en sala de prensa. Críticas generalizadas que no personalizó en ningún hombre, pero que a las que el público merengue sí que puso cara y apellido. Fabio Coentrao tuvo un mal debut en el coliseo madridista, con fallos imperdonables para cualquier jugador que luzca la camiseta blanca. Más si cabe si el precio por llevarla es de 30 millones de euros. Una losa que, por ahora, pesa demasiado en la espalda del nuevo todoterreno merengue.
Durante algunas fases del encuentro el visitante anónimo que viera el partido dudaría mucho de la posición verdadera de este luso llamado a ser fiel escudero de Xabi Alonso. El tolosarra fue uno de los que más sufrió la anarquía táctica con la que Fabio se dispersó por todo el campo de juego.
Tanto, que en más de una ocasión le tuvo que dar algún que otro grito de advertencia para que guardase la marca con mayor disciplina. Su habitual rol de lateral ofensivo provocaba un extraño efecto gaseosa.
Explosivo en la presión, pero ineficaz en sus resultados. Corría de un lado a otro sin mucha cabeza, tratando de llegar a todos sitios, pero sin estar en ninguno de forma más o menos fija.
El Getafe, listo en la pizarra, supo aprovecharse de semejante cortocircuíto en la medular merengue y con un trivote de fuerte presencia física y creativa (Lacen, Juan Rodríguez y Casquero) supo causar problemas en los locales. Si a ello se le unen las ayudas que prestaron Sarabia y Pedro Ríos, el resultado era, por momentos, un cinco contra dos (Alonso y Özil) que ponía en entredicho a la zaga blanca.
Un mal compañero en defensa
La defensa fue la principal perjudicada de la caótica manera de jugar de Coentrao. Sin un dique que frenara a los rivales, las oleadas se sucedían y los madridistas sufrían por velocidad o posicionamiento. Para colmo de males, fue el propio Coentrao el encargado de romper la disciplina blanca en el fuera de juego del primer gol de Miku. El portugués validó la posición del venezolano. Desastre absoluto.
Para colmo, el futbolista tampoco tuvo presencia en ataque. Especialmente aparatosas fueron dos claras ocasiones que falló, una de ellas, tras una gran jugada de Cristiano Ronaldo (chilena que dio al palo) y que, a puerta vacía, su compatriota mandó a las nubes.
Mourinho, bueno en la psicología deportiva (especialmente con los protegidos de Jorge Mendes), no lo sustituyó a sabiendas de que el público le silbaría.
Gesto para dar confianza a un futbolista que deberá ganarse nuevas oportunidades en el terreno de juego. De lo contrario, con actuaciones como la del sábado frente al Getafe, Coentrao se ganará una suplencia merecida que le convertirá en el enésimo suplente a precio de oro de los últimos años en el Real Madrid.