Fútbol

La mediocridad de Messi con Argentina abre el debate: ¿merece el Balón de Oro ante Iniesta y Xavi?

Messi, decepcionado durante el partido frente a Colombia | EFE

La historia se repite. Al igual que hace un año en Sudáfrica, Messi vuelve a naufragar con una Argentina desdibujada, víctima de su propia grandeza. 'La Pulga' extraordinariamente retrasado en su posición, acapara las miradas de un equipo que espera que lo salve él. Error: Leo no puede con todos. Falla y juega con pifias impropias de un crack de su nivel. Las dudas crecen: ¿Merece ser calificado como mejor jugador del mundo un futbolista que todavía no ha demostrado nada con su combinado nacional? ¿Fue injusto su Balón de Oro de 2011 ante Iniesta y Xavi?

El debate que se apropió con el fútbol español a principios de 2010, cuando el 10 culé recibió el galardón al mejor del año pasado vuelve a renacer con intensidad basado en una premisa: mientras que los dos jugadores de 'La Roja' lideran al combinado nacional español, Messi se diluye como un azucarillo cada vez que se pone la Albiceleste.

Leo es titánico con el Barça, sublime por encima de la excelencia de un equipo que se aprovecha de un futbolista capaz de hacer con la elástica blaugrana cosas que nadie más en ese superequipo puede. Los propios Xavi e Iniesta lo reconocen. Guardiola lo admite: es simplemente el mejor. El mejor con ellos al lado, cabría decir. Sin la guardia pretoriana del Camp Nou, la extraña mutación se apropia de su cuerpo, de su ánimo y de su estilo. Messi no es Messi con Argentina.

¿Por qué Messi no es Messi?

¿Por qué? La lista de motivos es eterna y casi crónica.

1.- Argentina mediocre. En primer lugar, el equipo. Por mucha que les duela a los aficionados de la bicampeona del mundo hace tiempo que no tiene jugadores de nivel extraordinario para acompañar al barcelonista. La diferencia entre Messi y sus compañeros es simplemente abismal.

Quizá Agüero y Pastore (ambos no titulares) podrían acercarse a la calidad de jugadores que Leo tiene en Barcelona. El resto, ni de lejos: Cambiasso, Banega, Mascherano o Gago son simples perseguidores de lo que Iniesta, Keita, Xavi o Busquets representan.

2.- Un dibujo mal copiado. El sistema de Argentina es otro enemigo claro. Maradona primero y Batista después se empeñan en jugar con un 4-3-3 que imita sólo sobre el papel el dibujo del Barça y que pretende que Messi retrase en el medio campo su posición para jugar con la libertad que tiene en España.

Sin embargo, Leo arranca siempre desde la zona de la mediapunta, agobiado de responsabilidades. Sus compañeros se la pasan a él y esperan. Esperan el milagro, la jugada del siglo. Lo que sea. Pero no colaboran.

3.- La doble presión de Leo. A todo ello hay que unir la presión doble que sufre Leo. Primero, interna. El mejor quiere ser el mejor con Argentina y no lo logra. Para colmo, los argentinos le acusan de ser un "pecho frío que se lleva la plata de los gallegos" y le crean un peso extra imposible de regatear, que le hace sentir enemigo en casa, ajeno en su tierra.

La superación de Xavi e Iniesta

Sea como fuera, existe el lado contrario de todos estos argumentos. Críticos que opinan que todos los datos anteriores son sólo excusas y que casos similares podrían ocurrirle a Iniesta y Xavi. Ellos, sin embargo, se sobreponen a las circunstancias y se adaptan para hacer de España un paraíso del tiqui-taca culé. Ya incluso en la Euro 2008, con sólo tres culés en el equipo, su aportación fue clave y su estilo contagió al resto de futbolistas nacionales.

Sea como fuere, sea injusta o justa la presión sobre Messi, lo cierto es que sus actuaciones con Argentina siguen siendo un lastre que sigue dando motivos para pensar que el Balón de Oro de 2010 lo ganó de forma injusta ante los dos representantes de España.

Debate que, de seguir así en la Copa América, seguro que se reabrirá en este 2011. Cosa de fútbol y sus anomalías.

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