Hay palabras que duelen más que los gestos y gestos que cuesta explicar incluso con mil palabras. La relación entre Cesc y el FC Barcelona atraviesa una de estas paradojas. El entorno del jugador y el propio Fábregas no entienden los últimos pasos dados por el presidente Sandro Rosell. Pasos que interpreta como menosprecios. Al capitán 'gunner' no le ha sentado bien la fuerte inversión que el club realizará por Alexis Sánchez y que se coloque toda la responsabilidad de su fichaje sobre su hombros.
Desde el Camp Nou la idea es muy clara: no piensan dar ni un paso más de los ya anunciados para hacerse con Cesc. No se invertirán más de 40 millones de euros (la idea real es ofrecer unos 35) y no se presionará más al Arsenal para que acepte esta oferta. Rosell es más que rotundo a este respecto:
"El año pasado ofrecimos 40 millones de euros. Ha pasado un año y entendemos que el jugador vale menos. ¿Si el Arsenal no acepta la oferta y no lo vende? Pues Cesc no vendrá este año", comentó este lunes en un programa de la televisión pública catalana.
En la Ciudad Condal se afirma que, lejos de ser una pose, este discurso es una firme e inamovible realidad. Dicho de otra manera: el Barcelona vuelve a la carga con su estrategia de que sea el futbolista el que siga presionando al Arsenal para que le deje libre. Rosell y los suyos no darán ni un paso más.
Sin embargo, Cesc ya lo dejó claro en su última exposición pública. Desea fichar por el Barça, pero él no piensa tomar una actitud similar a la del Kun Agüero. No va a traicionar al equipo que se lo ha dado todo con una actitud que, en caso contrario, seguro que sería criticada con fuerza desde Barcelona. Ser un rebelde no es parte del seny del que tanto se habla en la Masía.
Éste es uno de los aspectos que está decepcionando a Cesc por parte de la directiva de Sandro Rosell. Si tanto se le quiere, si tanto le consideran como el hijo pródigo que regresa a casa después de mucho tiempo, ¿por qué no apostar más por él?
Es en este apartado dónde entra el fichaje de Alexis Sánchez. El futbolista chileno costará al Barça cerca de 40 millones de euros. Así lo dejó entrever Quique Pina, agente único del Udinese en España. Con esta inversión el Barça estaría muy cerca de contratar a Cesc. Pero Rosell insiste: no se darán 40 millones por el mediapunta.
Es por esto que Cesc se considera menospreciado, una suerte de segundo plato que, por haber salido de la casa, debe aceptar las condiciones que le impone el Barça cuando, ante otros jugadores (Alexis) todo son facilidades para completar un fichaje que haría menos ilusión a la afición blaugrana que el suyo.
Cierto es que desde muchos sectores de la opinión culé se considera que el fichaje de Cesc no es una prioridad indispensable por aquello de que ya cuentan con Thiago en sus filas, amén de Xavi o Inesta. Sin embargo, el entorno blaugana se empeña en vender la contratación del actual jugador del Arsenal como la guinda para el mejor equipo del mundo.
Contradicciones que no sientan bien a Fábregas y que podrían complicar su posible llegada al FC Barcelona. Tal vez el vaticinio de Rosell se cumpla. Tal vez Cesc no llegue tampoco esta temporada al club que le vio crecer hace no tanto tiempo.
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