
Por fin Cesc Fábregas hablará de su futuro. El catalán tiene previsto dar una hoy una rueda de prensa a las 11:30 con motivo de un acto promocional en Madrid. Todos las miradas se centrarán en él con la esperanza de que se manifiesta a favor de marcharse del Arsenapara recalar Barça. Sin embargo, no lo hará. El catalán piensa que ya lo ha dicho todo y no piensa protagonizar una comparecencia bomba con la que presionar al club inglés.
Según la Cadena Cope, emisora que cita al propio Cesc Fábregas, el futbolista ha cambiado de estrategia en los últimos días. Si la semana pasada su intención era la de dejar muy claro en esa comparecencia que necesitaba cambiar de aires, hoy el capitán 'gunner' no sabe si esa rebeldía favorecería su traspaso a la Ciudad Condal.
Su entorno le habría aconsejado gastar esa bala cuando las negociaciones se pongan difíciles, si es que se llega a ese punto. Entre tanto, el mediocampista cuenta en su haber con suficientes pistas dadas como para creer que no es necesario presionar a su club para que este le deje libre.
La palabra de Wenger
En primer lugar, porque Wenger ya le dio su palabra en 2010 de que le dejaría marchar si el Barça volvía a llamar a su puerta. Para Fábregas, el técnico francés (su padre deportivo) es garantía de compromiso.
Wenger no debería fallarle y contar con ese as bajo su manga es más que suficiente como para garantizarse una salida relativamente sencilla del Emirates Stadium.
A este ingrediente hay que añadir la que se conoce como declaración de Port Aventura. Hace un año, en este parque temático, Cesc dejó claro que quería marcharse al club blaugrana al afirmar que "si me voy del Arsenal, es para fichar por el Barça". Más claro, agua.
Este martes Sagná, compañero del catalán en el Arsenal, ratificó que su postura no ha variado. "Cesc quiere marcharse al Barça", dijo el francés en una entrevista para la radio nacional gala.
La amenaza del artículo 17 de la FIFA
Estos gestos son suficientes como para presionar al Arsenal en los términos que la negociación actual requiere. Sólo si el club británico se pone duro habrá que cambiar de estrategia y hacer más presión de la actual.
Planes que no descartan que Cesc fuerce el uso del artículo 17 de la FIFA por el que quedaría libre pagando lo que le resta de contrato, esto es, 28 millones de euros.
Este punto, el del precio del jugador, es el único de fricción entre Barça y Arsenal. Los catalanes dan 35 millones de euros (máximo 40). Los ingleses piden 45 como punto de partida. Las negociaciones ya han comenzado y se llevan en la más absoluta discreción, tal y como responde al perfil de un Rosell que tiene claro que Cesc será jugador blaugrana este verano.