
Dice el tópico que no por mucho repetirse, una mentira deja de serlo para convertirse en verdad. Algo parecido parece instalado en el Real Madrid y su relación futbolística con el FC Barcelona. Mourinho y los suyos defienden que sólo defensivamente se le puede jugar a los culés, pero la estadística se empeña en mostrar que un Real Madrid al ataque es un Real Madrid mucho más temible.
La prueba nace de los compromisos que, a lo largo de la temporada, el cuadro merengue ha jugado con un sistema ofensivo y sin esperar al rival, más bien al contrario, buscándole en el campo enemigo para atenazarle y presionarle. En la mayoría de esos casos, el resultado ha sido más que evidente: goleadas blancas y en algunos casos, con buen fútbol y espectáculo mediante.
Los tres últimos duelos del Real Madrid fuera de casa así lo demuestran. En San Mamés (0-3), Mestalla (3-6) y el Sánchez Pizjuán (2-6), los madridistas han desplegado un juego sin contestación alguna por parte de rivales rocosos que en temporadas anteriores han puesto en dificultades a los merengues.
Incluso el Barça ha sufrido con Athletic de Bilbao (1-3), Valencia (0-1) y Sevilla (1-1) más de lo que los blancos lo han hecho. En estos tres precedentes se da siempre la misma circunstancia: el Real Madrid salió con mayor intención ofensiva que en ocasiones anteriores.
Cierto: en estos precedentes, el Real Madrid jugó con trivote, pero las intenciones fueron mucho más ambiciosas que la mostrada ante el Barça en Champions e incluso en Liga.
El ejemplo de la final de la Copa del Rey es el más evidente. Un conjunto ambicioso y mordedor dejó al cuadro de Guardiola contra las cuerdas y casi se marcha al descanso por delante de no ser por el palo de Pepe en su remate de cabeza.
El lastre del 5-0
Sin embargo, los mourinhistas insisten: al Barça sólo se le puede jugar a la defensiva. Son los efectos del 5-0, cuando el Real Madrid sacó un once ofensivo, y lo pagó con una goleada histórica.
El duelo, con todo, puede servir como referencia para significar que no es todo una cuestión de alineación, o de colocar más o menos hombres en la medular sino de actitud. Los merengues aquel día no mordieron, salieron dubitativos y ante el torrente blaugrana pagaron sus pecados con una goleada histórica.
Tiempo después, el madridista se pregunta si quizá jugando como en estos últimos duelos, el Real Madrid podría ser ahora el que estuviera celebrando el pase a Wembley y no al revés.