
Punto y final. La temporada del Real Madrid se puede dar virtualmente por terminada. De hecho, este fin de semana, los blanco podrían decir adiós matemáticamente a la Liga. Doce meses después de la llegada Mourinho, el primer año del luso deja una Copa del Rey en las vitrinas, pero con el Barça como dominador de la competición local y a las puertas del cetro de la Champions. Visto lo visto, la temporada merengue ha sido, ¿un éxito o un fracaso?
Optimistas: Copa y menos hegemonía culé
El balance se mueve entre decenas de argumentos estadísticos y futbolísticos. Los partidarios de que la temporada sí que ha estado a la altura de lo esperado se aferran sobre todo a una cita: la de la Final de la Copa del Rey en Mestalla. Aquel 0-1 ante el FC Barcelona es, según su visión, un motivo para alabar el año que han hecho los del portugués.
Mourinho fue fichado para lograr títulos y los títulos (aunque sólo sea uno) han llegado. Muchos auguraban otra campaña en blanco para los madridistas que, sin embargo, rompieron la mala racha gracia aquel gol de Cristiano Ronaldo contra el eterno rival, dato que da alas a su argumentación. El todopoderoso Barça no es imbatible.
Esta es la otra base en la que se sustentan los partidarios de calificar la campaña como un éxito. Desde hace dos años, el conjunto blaugrana partía como el claro dominador de todos los torneos. El Real Madrid parecía un mero espectador que ni si quiera llegaba a sentarse a los postres del banquete culé.
Las dos últimas eliminaciones tempraneras en Champions y Copa del rey dolieron muchísimo. Este año, el Real Madrid ha sabido competir, afirman los más optimistas. No sólo es que se haya llegado muy lejos en todas las competiciones, es que, además, la distancia se ha reducido mucho con respecto al Barcelona.
A esto se le une la juventud de una plantilla todavía en formación y la sensación generalizada entre el madridismo de que, de no ser por los árbitros, quizá otro gallo habría cantado. Así pues, la nota para los blancos es clara: "Un sobresaliente", como afirmó Casillas hace días antes, incluso, de la eliminación en la Liga de Campeones.
Fracaso: tensiones y pobres resultados
Los partidarios de ver la botella medio vacía se aferran a la elevada exigencia que acompaña al Real Madrid para justificar su visión pesimista. El conjunto merengue ha invertido más de 300 milllones de euros entre traspasos y salarios para conseguir competir con el FC Barcelona. Pues bien: después de dos temporadas de derroche, sólo se ha conseguido una copa del Rey.
Que los blancos tengan el mayor presupuesto de Europa implica que también tengan las máximas aspiraciones. Un sólo trofeo (más si es la Copa del Rey y no la Champions o la Liga) no es suficiente en un equipo que debe aspirar como norma año tras año a todo.
A ello hay que sumar la teoría de los vasos comunicantes. La posible consecución de un doblete por parte del Barcelona haría agravar más todavía esta visión. El Real Madrid une sus análisis a lo conseguido al otro lado del Puente Aéreo. Ver a los culés levantar la Champions en Wembley agravaría más si cabe la sensación de vacío.
Una Copa del Rey no es suficiente para superar el trago de ver a los eternos rivales, de nuevo, como reyes de Europa, hábitat natural de los madridistas.
Además, afirman los favorables a la teoría del fracaso, el Real Madrid se ha dejado buena parte de su prestigio y su imagen con las constantes polémicas que ha provocado un Mourinho que, esto es evidente, ha desgastado mucho al conjunto merengue fuera de las canchas.
La polémica con la UEFA es la última de un menú amargo en exceso. ¿Justifica ganar un título semejante derroche de crispación constante?, se preguntan los autocríticos.
Visiones encontradas que también se debaten en el Bernabéu. Del resultado que emerja dependerá, en buena medida, cómo se afronte la estrategia deportiva blanca de cara a la próxima temporada.