Fútbol

José Mourinho y su auto-lección de las rotaciones fortuitas

Mourinho podría 'abrir los ojos' y comenzar a dar minutos a los suplentes | EFE

El Real Madrid goleó (0-3) este sábado al Athletic de Bilbao. Lo hizo por 'accidente' o, dicho de otra manera, pocos se esperaban semejante resultado en San Mamés. El equipo blanco saltó al cesped de 'La Catedral' con un equipo de circunstancias y plagado de suplentes y experimentos que hacían presagiar que Mourinho tiraba la Liga. Sin embargo, las rotaciones fortuitas funcionaron. Casualidad que abrió los ojos a un entrenador hasta ahora enrocado en no mover el banquillo.

Todo apunta a que, en esta ocasión, dio salida a los menos habituales no por convencimiento real, sino porque lo de Bilbao tenía visos de ser un mal trago ante el que arriesgar no era necesario.

Con la Champions a la vuelta de la esquina o la Final de Copa rondando ya por las cabezas en el Bernabéu, lo lógico era evitar lesiones innecesarias o sanciones inoportunas.

De ahí que el Real Madrid saliera con Garay y Albiol como pareja de centrales (el argentino sólo había jugado un partido este año), con Pepe como pivote defensivo (nunca antes había jugado en esta posición) o con Kaká en el enganche como titular (apenas hacía un puñado de días que se había recuperado de su lesión).

Suplentes con actuación de titulares

Plan B con resultados excelentes. Esto es: Albiol y Garay se zafaron de maravilla con la delantera vizcaína. Llorente dio algunos problemas, sobre todo al valenciano, pero nada que no pase de lo mínimo en un duelo de estas exigencias.

La presencia de Pepe como mediocentro dio un sorprendente buen ritmo al centro del campo madridista, porque Granero y Lass se preocuparon sólo de crear fútbol ofensivo y lanzar a una delantera de velocidad endiablada.

Por su parte, Kaká volvió a ser el que se preveía cuando llegó a Madrid porque, con espacios por delante, tuvo de sobra para rehacer sus cabalgadas como las ejecutaba en el Milan.

Estilo directo 'made in' Inter

Mezcla de factores al que hay que unir el estilo merengue: contragolpe al más puro estilo Inter de Milán. Así ganó el año pasado muchos partidos Mourinho, pero claro, esto es el Real Madrid y en la casa blanca no vale un juego así, sino que se debe intentar fútbol más vistoso.

Sin embargo, con este método directo, los blancos gustaron más que de costumbre. Gozaron de muchas oportunidades para golear al Athletic y apenas necesitaron esfuerzo para lograrlo en un resultado que, por momentos, se antojó corto.

Sí, se puede jugar con los suplentes y sí se puede hacer algo más que tratar de sustituir un estilo de toque-toque ante el que el luso no se siente cómodo. Sin querer, Mourinho se ha dado, de casualidad, una autolección a sí mismo.

El choque ante el Tottenham y el partido liguero ante el Barça demostrará ha aprendido de sí mismo y opta por dar minutos a hombres menos habituales para hacer válido el refrán del "más vale tarde que nunca", en su versión madridista.

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