
Mourinho es un profesional del órdago deportivo. Pese a ello, sus retos verbales (algunos lo llaman "excesos") suelen llegar acompañados de triunfos que le dan la razón y el crédito de seguir prolongando su actitud. Ante el Milán el técnico luso volvió a dejar un pulso destinado al técnico rossonero y su currículum. "Yo soy un bicampeón de Europa y él [Allegri] lleva tres partidos", le dijo. Hoy, en el Bernabéu, el novato será la prueba de fuego para el veterano.
Y es que en los mentideros del Santiago Bernabéu, sus despachos y entresijos, el duelo de hoy se evalúa como algo más que un partidazo de Champions. Es la primera prueba de fuego real para Mourinho desde que se sentara en su banquillo.
No es que lo conseguido hasta ahora no cuente, pero la directiva merengue (especialmente su líder, Florentino Pérez) cree que entra en los márgenes de lo lógico e incluso de los exigible para semejante inversión.
Ante conjuntos como Málaga, Deportivo de la Coruña, Osasuna, Espanyol o Real Sociedad el Real Madrid, este Real Madrid multimillonario debe ganar y hacerlo con espectáculo. Es la norma por llevar el escudo blanco en el pecho.
Día para no ser Pellegrini
Ahora bien, la faena de este martes suena a espectáculo de campanillas, a prueba mayor con una ganadería superior por nombre y por plantilla. Este Milán no es el flojo Milán de años atrás que ya puso patas arriba el Bernabéu. Más joven y con más calidad, tiene más dinamita y, por lo tanto, más riesgo.
Por eso será una buena prueba para saber realmente qué ha logrado Mourinho en el Real Madrid; su primera oportunidad de distanciarse de Pellegrini y demostrar que él sí que es mejor que el chileno a los mandos del bólido merengue.
Fueron estos rivales grandes los que se le atragantaron al antecesor de 'The Special One'. Repetir indigestión sería un golpe directo al orgullo de Florentino Pérez. Si por algo se fichó al portugués fue para evitar sonrojos como el de Milán, Lyon, Sevilla, Barcelona o Alcorcón, entre otros. Para eso y para ganar títulos.
Un reto para el que se requiere, también, cierto espíritu de Cid Campeador. Dar miedo sin que la pelota ruede, aunque sea sólo con la presencia. Ejemplo: el Barça ya consigue que los equipos se encierren sin haber jugado ni un minuto porque se sobreentiende que arrasará en el césped. Eso se logra acumulando triunfos y prestigio precisamente contra rivales como el de hoy.
No es que el puesto de Mourinho dependa del 'match-ball' de hoy, pero sí parte de su prestigio y el de este nuevo Real Madrid que camina sobre la delgada línea de la exigencia de títulos inmediatos.
De lograr la victoria y hacerlo con convicción, el nuevo 'dueño' del Bernabéu se habrá ganado el derecho a seguir lanzando órdagos deportivos con sabor a sentencia de muerte. Deportiva, se entiende.