
Hay una máxima que dice que si no puedes con tu enemigo, únete a él. En estos momentos el mal que se extiende por las principales economías del mundo es la inflación. El coste de vida se ha disparado en la zona euro, Estados Unidos y China debido a la fuerte subida del precio del petróleo y de los alimentos. Con un coste de la vida cada vez más caro, el inversor tiene la opción de aliarse a la inflación y, por lo menos, asegurar que no pierde dinero.
De ahí, medidas como la que ha tomado esta semana la cadena de distribución estadounidense Wal-Mart de restringir la venta de arroz en sus establecimientos, después de la vertiginosa escalada de este grano en el último año. Medidas a las que no estamos habituados y que hacen saltar las alarmas.
Hasta tal punto que se ha convertido en una jugosa inversión apostar por la inflación. Por lo menos para garantizar que tu dinero sube lo mismo que el coste de la vida. ¿Cómo? Con los bonos ligados a la inflación. Se trata de unos productos muy específicos que vinculan su rentabilidad a la marcha de los precios. Lo hacen sumando al precio del bono el porcentaje en el que suben los precios. Es decir, imagine un bono que cueste 100 euros y que siempre abone un cupón del 2 por ciento de su precio, con una expectativa de inflación del 4 por ciento. Si el coste de la vida llega este punto, el precio del bono subirá a 104 euros -ya que están ligados al IPC- con lo que el inversor recibirá en intereses el 4 por ciento de esa cantidad. Con lo que se unen al gran enemigo que acostumbra a dormir con las inversiones en renta fija. Por esta característica, el cupón que ofrecen los bonos ligados a la inflación suelen ser inferiores a los de un clásico bono del Estado.
¿Interesa en estos momentos?
Hay que partir de la base que en la eurozona, los precios subieron en marzo un 1 por ciento respecto a febrero, colocando la tasa interanual en el 3,6 por ciento, su cota más alta en los últimos 11 años. Una inflación que bloquea una posible bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE). Y eso que hay voces, como la de CapitalatWork, que piden una bajada de tipos. "Para luchar contra una subida de precios y expectativas inflacionistas, es necesario bajar los tipos de interés para favorecer las inversiones, sino llegaremos a una situación de estanflación (inflación sin crecimiento)", solicitaba esta semana en una carta abierta al presidente del BCE, Jean Claude Trichet, el responsables de renta variable de CapitalatWork, Dominique Marchese.
En este entorno, los fondos de bonos ligados a la inflación son una buena solución, sobre todo cuando las expectativas de inflación superan a las previsiones del mercado. Junto a esto, el principal riesgo de estos títulos (porque también tienen letra pequeña) son las variaciones en el precio del dinero, ya que hacen resentirse las rentabilidades. Pero estos movimientos parece que no sucederán de momento en la zona euro, ya que Trichet está más preocupado por atajar las presiones inflaciones.
La niña bonita de las gestoras
Y como resultado de todas estas coincidencias, los fondos de renta fija que se alían a la inflación están ofreciendo rentabilidades que llegan al 6,37 por ciento anual del Schroder ISF Global Inflation Bond. El atractivo de este productos, que sólo invierte en emisores de bonos de alta calidad crediticia, ha hecho que entidades como Citibank lo estén recomendado de forma activa.
Según esta entidad, además de combatir la inflación, la volatilidad de los precios de los bonos indiciados es menor, lo que hace que las rentabilidades reales a largo plazo sean menos volátiles que las nominales. Y una razón más: "la correlación de los bonos indiciados con los convencionales y la renta variable es baja, lo que supone un elemento clave de cara a la diversificación dentro de una cartera", apunta Citibank. Además, Schroder ISF Global Inflation Bond está al alcance de muchos bolsillos, ya que su inversión mínima inicial es de 1.000 euros.
Por su parte, Tressis dentro de la gama de renta fija recomienda tres productos de este tipo. Además del de Schroders, considera una buena opción el Parves G. Inflation, de BNP Paribas, y WF Euro Inflation Bonds, de Axa Investment Management.
Pero también hay que tener cuidado a la hora de seleccionar el producto. Frente a los siete que ganan más que la inflación, el resto de la oferta, que sólo la ofrecen las gestoras extranjeras porque en España no se emiten bonos de este tipo, gana menos que el 4,5 por ciento en el que se coloca la inflación. Debido a la mala racha del dólar, los fondos en esta divisa son los peor parados, como el Credit Suisse BF (Lux) Infl Linked USD B, que retrocede el 4,69 por ciento en doce meses, según los datos de Morningstar.