
Muchos inversores andan ahora divididos. Todavía acumulan ganancias en sus fondos de bolsa, pero tras los últimos descensos meditan refugiarse en productos más conservadores, no vaya a ser que se esfumen del todo si vuelven los recortes. Ante esta situación, las ofertas de los depósitos parecen tentadoras, con rentabilidades que a un año llegan a ser al 5,25 por ciento en la mejor oferta. ¿Conviene aparcar el dinero en estos productos hasta que se calmen los mercados para entrar luego de nuevo en los fondos de bolsa?
Los números demuestran que no, como se ve en este ejemplo: un inversor saca 10.000 euros de su fondo de bolsa y contrata el mejor depósito posible a un año, el del 5,25 por ciento de Activobank. Primero, debe tributar un 18 por ciento de lo que ganó en el fondo, que supongamos que fue 5.000 euros, es decir, 900 euros. Por lo tanto, sus 10.000 se quedan en 9.100 euros. Si mete este dinero en el citado depósito, ganará 477 euros, a los que habrá que quitar en un año el 18 por ciento (86 euros), con lo que se quedará en 391 euros. Al final del periodo, por lo tanto, tiene 9.491 euros para invertir otra vez en bolsa si el mercado está mejor.
Ahora imaginemos que este mismo ahorrador, en vez de vender su fondo de bolsa traspasa el dinero a un fondo de renta fija a corto plazo con bajas comisiones, los cuales, como se ve en el gráfico adjunto, su rentabilidad suele superar el nivel en el que estaban los tipos de interés oficiales un año antes. Como ahora se encuentran en el 4 por ciento, pongamos el modesto objetivo de que iguala esta cifra.
Pues bien, al ser un traspaso entre fondos, no se paga peaje fiscal, con lo que se invierten los 10.000 euros en el nuevo fondo, que a un 4 por ciento de rentabilidad neta dan 400 euros. Si dentro de un año decide entrar de nuevo en bolsa y lo hace a través de un fondo, tampoco tendrá que pagar impuestos por el traspaso. Y podrá invertir los 10.400 euros que tiene al final del periodo, casi 1.000 euros más que el ahorrador que ha decidido llevar su dinero a los depósitos.
Y no sólo eso, su dinero también estará más seguro: "Los bancos y cajas están pagando más intereses en los depósitos porque es la forma de financiarse que les queda, ahora que no se prestan dinero entre ellos por el temor a la crisis crediticia", explica Santiago Satrústegui, consejero delegado de Abante Asesores. Y la pregunta que puede plantearse el ciudadano en esta situación es clara: si no se fían entre ellos mismos, ¿por qué voy a hacerlo yo comprando un depósito? "Esa rentabilidad extra que ofrecen tiene también un riesgo añadido", remarca Satrústegui.
Ese riesgo sería que el banco con el que contratamos el depósito atravesara por problemas financieros, algo que ahora no parece probable en España, pero que ya no suena tan extraño como antes de empezar la crisis financiera.
Productos de renta fija a corto plazo
Para evitar cualquier tipo de riesgo lo mejor es seleccionar aquellos productos de renta fija a corto plazo que sólo invierten en deuda pública. Es decir, el producto más sencillo del mundo, "pero que casi nadie hace", explica Satrústegui, que basa en este argumento el crecimiento que está teniendo su fondo Abante Tesorería, cuyo patrimonio alcanza los 75 millones de euros, cuando hace un año apenas superaba los 11 millones.
Este producto, que ha ganado un 3,75 por ciento en los últimos doce meses -en enero de 2006 los tipos estaban en el 3,5 por ciento-, tiene la segunda comisión más baja del sector, un 0,15 por ciento entre gestión y depositaría. Todavía cobra menos, un 0,14 por ciento en conjunto, el Fonditel Dinero, que ofrece prácticamente la misma rentabilidad que el producto de Abante, un 3,72 por ciento a un año, un producto que también ha más que duplicado su patrimonio desde final de 2006.