
Vajillas, televisiones, dinero en efectivo, iPods e incluso atractivos depósitos... Son los incentivos que por estas fechas ofrecen en masa las entidades financieras con un único objetivo: captar clientes y/o dinero para sus planes de pensiones. Pero ¿a qué ninguna de ellas ofrece la posibilidad de pagarle la hipoteca?
Pues la opción no es descabellada. Existe. Aunque todo depende del inversor. O, más concretamente, depende de que ese inversor sepa discernir entre el plan más rentable del mercado y el menos. Es decir, no hay que dejarse llevar por el envoltorio, sino analizar qué se esconde dentro de él.
¿No se lo cree? Pues tome nota de este ejemplo. Si un partícipe hubiera invertido hace diez años 60.000 euros en el mejor plan de pensiones mixto, según Morningstar es Bestinver Ahorro, hubiera mantenido su inversión en todo ese tiempo y si lo rescatara hoy habría obtenido 121.500 euros brutos de ganancia. Si por el contrario, el vehículo elegido hubiera sido el plan de pensiones que ha acumulado en ese periodo las mayores pérdidas, a la hora de rescatarlo se habría encontrado con la nada grata sorpresa de que sus 60.000 euros se habrían convertido en 26.800 euros. La diferencia por tanto entre el primer y el segundo caso roza los 150.000 euros o, lo que es lo mismo, lo que cuesta una hipoteca media en nuestro país. Y siempre teniendo en cuenta que el inversor no se hubiera movido del producto en diez años.
"La clave para ganar con una inversión no sólo está en elegir el tipo de activo donde se quiere invertir, sino en saber diferenciar entre los buenos y los malos gestores", afirma Colleen Denzler, jefa de estrategia en renta fija de Janus Capital. Dos son por tanto las decisiones que se han de estudiar.
No siempre se gana en bolsa
"Lo primero es el perfil, en función del riesgo que se quiera asumir y del plazo que le queda para la jubilación, ya que está demostrado que una inversión a largo plazo en bolsa es más rentable", afirma Javier Sánchez López, responsable de pensiones de Citi.
Sin embargo, eso no quiere decir que quien invirtiera en bolsa hace diez años tenga ahora más capital que con el que empezó. Sólo se cumple si el producto elegido ha resultado ser rentable. Por ejemplo, según los datos de Morningstar, el plan de pensiones de bolsa más rentable en la última década ha sido Plancaixa Privada Bolsa Emergente, con una rentabilidad anualizada del 5,34 por ciento en la última década. Un inversor que hace diez años invirtiera en este producto 60.000 euros habría visto incrementado su patrimonio en un 5,34 por ciento anualizado excluidas ya las comisiones. Conclusión: en el momento del rescate su patrimonio se habría incrementado hasta los 100.944 euros.
Si por el contrario, hubiera optado por el fondo BBVA Telecomunicaciones, su capital se hubiera depreciado un 11 por ciento anual en esa década. Resultado: el partícipe obtendría en el rescate 18.354 euros. Eso siempre que el inversor no hubiera optado por cambiar de plan de pensiones en el momento en que viera que éste no respondía a su principal objetivo: preservar el capital.
Por qué es importante el traspaso
Esta semana, precisamente el Observatorio Inverco ha presentado un estudio en el que indaga en la necesidad de que las entidades transmitan a sus clientes la importancia del traspaso y les recuerden que cambiarse de un plan a otro no sólo no supone coste alguno (los planes de pensiones no soportan comisiones por traspasos) sino que además es necesario para dotar de eficiencia a la cartera.
Por ejemplo, si el partícipe que contrató el fondo de BBVA hubiese decidido al quinto año traspasar su dinero a un fondo menos agresivo como Alico I, el plan de pensiones de renta fija más rentable de los últimos diez años, recuperaría 38.000 euros, en lugar de los 18.354 euros que obtendría si no hubiera realizado el traspaso.
Las extraordinarias diferencias entre uno y otro fondo no sólo se ven en los productos más agresivos como los mixtos o los de renta variable. También se notan en el bolsillo de los inversores de renta fija e incluso los que invierten en monetarios. Una estrategia que suele ser la más demandada a medida que uno se acerca a la jubilación, ya que son los productos más seguros a priori.
La importancia de la comisión
Quizá en estos últimos casos el inversor no sólo debe fijarse en la rentabilidad histórica del fondo, sino que también ha de estudiar muy concienzudamente el tema de las comisiones. "Las comisiones son importantes en productos con poco valor añadido como la renta fija a corto plazo y monetarios, no tanto en renta variable", afirma Sánchez López. No se equivoca. De hecho, los planes de pensiones más rentables de bolsa y mixtos cobran a sus partícipes comisiones superiores a la media, que está en el 1,81 y 1,53 respectivamente.
No sucede lo mismo en el caso de los planes de pensiones monetarios. Y es que hay que tener en cuenta que la rentabilidad máxima que pueden ofrecer estos productos es similar al precio del dinero. Es decir, ahora, como máximo pueden ganar algo más del 1 por ciento. Y conseguirlo teniendo en cuenta que la comisión media es del 1,07 por ciento sobre el patrimonio, según los datos de Morningstar, se antoja complicado. De hecho, no es casualidad que sean precisamente los fondos más caros los que este año acumulan rentabilidades negativas.
A su favor, sin embargo, hay que decir que esta categoría es la única de las analizadas en las que el partícipe no pierde dinero, aunque elija el peor plan de pensiones, aunque sí puede ver sus ganancias considerablemente disminuidas. Por ejemplo, en la última década el plan de pensiones monetario más rentable ha sido BK Inversión Seguridad PP. Ha obtenido una rentabilidad anualizada del 3,57 por ciento y soporta una comisión de gestión del 0,80 por ciento, inferior a la media. Si un inversor hubiera depositado 60.000 euros en este fondo hace diez años y lo rescatara ahora, obtendría unas ganancias netas de 25.210 euros. Si, por el contrario, se hubiera decantado por el fondo Plancaixadinero PP, su capital tan sólo se habría incrementado en 7.334 euros.
Hay que tener en cuenta que en todos estos ejemplos no se tiene en cuenta que el inversor aumente sus aportaciones año tras año. Algo que modificaría notablemente el capital final. Ni tampoco las ventajas fiscales que se obtienen. Los primeros 10.000 euros anuales se pueden deducir en la declaración de la Renta. La realidad es que sólo uno de cada tres inversores destina entre 5.000 y 10.000 euros anuales a su plan de pensiones.