El primer ministro de Japón, Taro Aso, intentará reanimar la economía del país con el mayor presupuesto anual en la historia del país.
Sin embargo, el destino del presupuesto está nublado por la caída de Aso en los sondeos de popularidad y por el debilitamiento de su control sobre el Partido Liberal Democrático (PLD). Según los analistas, el PLD corre el riesgo de perder unas elecciones de la cámara alta que deben realizarse para septiembre próximo.
El presupuesto para el año fiscal que comienza en abril, junto con otros dos presupuestos adicionales para el año en curso, financiará programas de estímulo fiscal por 12 billones de yenes. Esta suma representa algo más del 2% del producto interior bruto de Japón.
Los ministros dijeron que el estímulo era igual o incluso mayor que las medidas adoptadas en otros grandes países. Pero también significa que el déficit primario del presupuesto de Japón casi se triplicará, convirtiendo en casi imposible la meta que tiene Tokio de lograr un superávit en dos años.
