Un soldado británico murió ayer en Afganistán como consecuencia de las heridas de bala sufridas en el área de Gereshk, en la convulsa provincia de Helmand, según confirmó el Ministerio de Defensa de Reino Unido apenas unas horas después de que el primer ministro, Gordon Brown, se comprometiese a enviar más tropas a la zona.
El soldado se encontraba en una de las regiones más violentas por la alta presencia talibán cuando sufrió los disparos y, aunque recibió tratamiento médico inmediatamente y fue trasladado en helicóptero a un hospital militar de Kandahar, no pudo sobrevivir. Con su muerte, ya son 130 las bajas británicas sufridas en Afganistán desde la caída del régimen talibán, en 2001.
En un discurso ante el Parlamento, Brown anunció un incremento del despliegue militar en Afganistán hasta 8.3000 soldados, una gran parte de los cuales se dedicaran a entrenar al Ejército local y a la Policía. Este aumento responde a la llamada de Washington, que ha visto como la violencia en Afganistán aumentaba en la misma medida que descendía la insurgencia en Irak, donde la situación ha mejorado en este sentido.