Los constructores de viviendas se han sumado a los fabricantes de automóviles, a pesar del fracaso de estos últimos, y están lanzando una campaña para obtener su propio plan de rescate.
El lobby constructor está tratando de conseguir un plan de estímulo de 250.000 millones de dólares, llamado "Fix Housing First" (Arreglad primero la vivienda), ya que argumentan que los mercados financieros no se recuperarán hasta que los precios de la vivienda dejen de caer.
Además, quieren ventajas fiscales para la compra de vivienda y un subsidio federal que rebaje las cuotas de las hipotecas de los propietarios de vivienda.