Bélgica indicó el martes que sigue "de cerca" la situación de los bancos ING y KBC, muy implantados en el país, tras el rescate de dos establecimientos, Fortis y Dexia, en el marco de una situación calificada por su gobierno de "huracán" financiero.
"Una avalancha, un verdadero huracán alcanzó Bélgica", dijo el primer ministro belga, Yves Leterme, en una audiencia ante la Comisión de Asuntos Financieros y Presupuestarios de la Cámara de Diputados en Bruselas.
Ante esos diputados, el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, admitió que el gobierno sigue "de cerca" la situación de ING y KBC, un banco holandés fuertemente implantado en Bélgica y un banco asegurador belga.
Los dos establecimientos están en la mira tras las debacles del banco belgo-holandés Fortis y el grupo bancario y de seguros franco-belga Dexia, rescatados de la catástrofe financiera por Bélgica, en un caso junto con Holanda y Luxemburgo, y en el otro junto con este último y Francia.