
El primer ministro australiano, Tony Abbott, anunció que buscará cambiar las leyes de inmigración y ciudadanía, así como reprimir a aquellos que prediquen la violencia extremista, como parte del reforzamiento de la lucha de su país contra el terrorismo islámico.
"La amenaza terrorista aumenta en el país y en el exterior y se vuelve más difícil de combatir", enfatizó Abbott desde el cuartel central de la Policía Federal Australiana en Camberra.
El jefe del Ejecutivo anunció la respuesta Gubernamental a un informe que revisaba la estrategia antiterrorista del país.
Abbott indicó que su Gobierno busca enmendar las leyes para revocar o suspender la ciudadanía australiana a aquellas personas con doble nacionalidad que estén implicados en actos terroristas.
En el caso de los ciudadanos australianos, se evaluará la posibilidad de suspender algunos de los privilegios vinculados a su estatus mediante "las restricciones a los desplazamientos al exterior o su eventual retorno a Australia, así como al acceso a los servicios consulares y a las ayudas de la seguridad social", señaló.
"No podemos dejar que la gente mala utilice nuestra bondad contra nosotros", acotó Abbott.
El Gobierno australiano presentará un proyecto de ley para rechazar el visado a los aspirantes que "destruyan evidencia sobre su identidad" y evitar que sus autoridades "den el beneficio de la duda" a los sospechosos por terrorismo.
Así recordó el caso del autor de la toma con rehenes de una cafetería de Sídney el pasado diciembre, el autodenominado clérigo iraní Man Haron Monis, a quien se le otorgó refugio, ciudadanía, gozaba de libertad condicional y recibía asistencia social a pesar de las dudas en torno a su integridad.
El Ejecutivo de Camberra también adoptará medidas contra aquellos que prediquen la violencia extremista a través del reforzamiento de las leyes para la defensa de terroristas, la implementación de programas para contrarrestar la propaganda y medidas más estrictas contra el vilipendio, la intimidación y la incitación al odio.