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Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia condenó bombardeos

La Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) ha condenado los bombardeos ejecutados por la aviación leal al Gobierno libio reconocido por la comunidad internacional en la localidad de Misrata y ha pedido a todas las partes en conflicto que rebajen las tensiones.

En su comunicado, ha resaltado que si las partes en conflicto no toman medidas para reducir las tensiones "el país podría verse abocado al caos y a una guerra abierta". Así, ha afirmado que "los que abogan por la escalada militar están creando obstáculos para una solución política consensuada y, por tanto, violando las resoluciones del Consejo de Seguridad (de la ONU) sobre Libia".

Se trata de los primeros ataques aéreos sobre Misrata desde que la conocida como coalición Amanecer de Libia lanzara su ofensiva contra las fuerzas gubernamentales, el pasado mes de agosto.

Un portavoz del Ejército, Mohamed el Heyazi, ha explicado que la aviación ha atacado el puerto de Misrata, una academia de las Fuerzas Aéreas situada junto al aeropuerto y la acerería de esta ciudad, la más importante del país.

Desde Amanecer de Libia, el portavoz Ismail Shukri ha confirmado que ha habido ataques aéreos, pero ha asegurado que no se han producido daños. "El aeropuerto de Misrata sigue funcionando con normalidad. Acaba de despegar un avión", ha explicado.

Libia está inmersa en un conflicto entre dos gobiernos rivales, uno autoproclamado e instalado en Trípoli después de que las fuerzas de la coalición Amanecer de Libia se hicieran con el control de la capital este verano, y otro asentado en la ciudad de Tobruk, en el este del país, y reconocido a nivel internacional.

El Parlamento de Tobruk ha estado aliado de forma formal con la 'Operación Dignidad' desde el mes de agosto, cuando nombró como mayor general a Abdul Razzaq Nazhuri, uno de los hombres más cercanos a Jalifa Haftar, que encabeza la citada operación.

Haftar, antiguo aliado del exlíder libio Muamar Gadafi, se rebeló contra su mentor en los ochenta y, según el 'think tank' estadounidense The Jamestown Foundation, pasó 20 años en Estados Unidos antes de volver en 2011 a su país de origen. Esta institución ha asegurado que el general renegado incluso contaba con el apoyo de la CIA.

Su gran reaparición llegó en febrero, cuando en televisión, flanqueado por una bandera libia y un gran mapa, reclamó que un Gobierno interino asumiese la responsabilidad en detrimento del Parlamento, paralizado por las divisiones que persisten desde el fin del antiguo régimen.

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