
Policías y manifestantes se enfrentaron en las calles de Hong Kong, a las que se lanzaron decenas de miles de contestatarios reclamando a Pekín mayores libertades políticas, por lo que el centro de la ciudad quedó casi por completo bloqueado.
La campaña de desobediencia civil es cada vez más intensa en la excolonia británica retrocedida a China en 1997. Los hongkoneses protestan, en particular, contra la decisión de Pekín de limitar el sufragio universal.
La policía lanzó gases lacrimógenos, algo inusual en el enclave, contra los manifestantes prodemocracia, lo que provocó intenso humo. Los contetatarios, por su parte, invadieron y paralizaron una importante arteria céntrica de circulación.
"¡Es una cuestión de vida o muerte!", afirma Chan Kin-man, cofundador de Occupy Central, la organización prodemocracia más relevante.
"No tenemos armas hasta ahora, no hubo una advertencia en cuanto a que lanzarían gases" lacrimógenos, explica a la AFP Harry Hung. "Es increíble, se trata de una manifestación pacífica y la policía emplea la violencia", agrega Jade Wong, otro manifestante.
Éstos protestan contra la voluntad de Pekín de seguir controlando estrechamente la elección de los líderes de este territorio, que goza de más libertades políticas que el resto de China.
En medio de las nubes de gas, muchos manifestantes gritaban "¡qué vergüenza!", constataron periodistas de la AFP.