Miles de personas se echaron a las calles en la provincia sureña de Cantón para protestar por la construcción de una planta incineradora de residuos, la última manifestación de este tipo que se produce en China y que evidencia la creciente preocupación por el daño al medio ambiente en el país.
Según informan medios oficiales -como el Diario del Pueblo- e independientes, la protesta tuvo lugar en la localidad de Luoyang, ubicada en la provincia de Cantón.
Los manifestantes tomaron las calles del municipio con pancartas en las que pedían la paralización de este proyecto, que se espera que gestione 2.600 toneladas de basura por día cuando empiece a funcionar el año que viene.
Los ciudadanos se mostraron preocupados por la contaminación que produzca la planta, afectando al río cercano, uno de sus principales recursos, o a la calidad del aire.
En las imágenes de la protesta que colgaron sus participantes en internet se puede ver a miles de personas recorriendo las calles con grandes pancartas rojas, ataviados con mascarillas blancas para protegerse de la polución del aire así como con paraguas, además de un numeroso dispositivo policial.
Al parecer, la marcha se llevó a cabo sin incidentes en los primeros momentos, si bien con el paso de las horas se produjeron algunos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, según confirman medios independientes del país.
En fotografías que circulan hoy por la Red se puede ver cómo algunos agentes arrastran de pies y manos a participantes de la protesta, sacándolos de la marcha.
Algunos ciudadanos que espontáneamente se unieron a la protesta señalaron que ésta fue pacífica hasta que los agentes comenzaron a "quitar pancartas y a dispersar a la gente por la fuerza". Según estas fuentes, también se produjeron detenciones.
La manifestación de Luoyang se produce meses después de la masiva protesta ocurrida en la ciudad de Hangzhou, en la provincia oriental de Zhejiang, contra una incineradora de residuos, donde al menos 10 manifestantes y 29 policías resultaron heridos.