La petrolera francesa duda de que la industria pueda responder al crecimiento de la demanda, incluso en el escenario "conservador" de un aumento anual medio del 1,2 por ciento entre 2005 y 2030. Según el presidente de la compañía, Christophe de Margerie, el "problema" no reside en las reservas de crudo, sino en la puesta en producción de yacimientos que puedan responder a las necesidades mundiales. Por eso, insistió en la necesidad "urgente" de políticas que dejen de oponer el sector energético con los objetivos medioambientales.