Mientras Enrique Peña Nieto juramentaba como nuevo presidente de México y se consumaba el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la calle los choques entre cientos de manifestantes y policías dejaron 76 lesionados y 92 detenidos.
"¡México sin PRI!", fue el grito de guerra de los manifestantes afuera de la sede del Legislativo, mientras al interior del recinto una pancarta rezaba "México de luto" y los legisladores de la izquierda lanzaban críticas y rechiflas al nuevo presidente.
Los manifestantes que se enfrentaron a la policía fueron unos cientos que se movían en pequeños grupos y que por momentos pusieron en jaque a los uniformados, tanto de la capital como federales, constataron periodistas de la AFP.
En su balance final, la Cruz Roja dio cuenta de 76 lesionados, de los cuales 29 fueron trasladados a hospitales. En la noche seguían hospitalizados dos, el más grave de ellos un hombre de 67 años que fue intervenido por una herida en la cabeza y su estado se reporta "grave pero estable".
La policía local detuvo a un total de 92 personas durante los choques en las calles, según un balance de la alcaldía.
"Dicen ellos (los detenidos) que son anarquistas. Nunca habíamos tenido en la capital una provocación similar, esto no tiene nada que ver con una protesta políticamente aceptable", dijo en rueda de prensa el alcalde de Ciudad de México, el izquierdista Marcelo Ebrard.
Las principales protestas se concentraron durante la mañana en las inmediaciones de la sede del Congreso, donde desde días antes se instaló un cerco de la policía federal, con más de 6.000 elementos y protegidos con vallas metálicas de unos tres metros de altura.
"No esperábamos algo tan violento", con rostro nervioso y asustado, uno de los 200 uniformados que trataban de repeler con gases lacrimógenos a medio millar de manifestantes que acecharon uno de los flancos del cerco metálico, que por momentos se convirtió en una auténtica cortina de humo y fuego.