El gobierno sirio abogó este sábado por un diálogo nacional sin injerencias para superar el conflicto, tras la entrevista en Damasco entre el emisario internacional Lakhdar Brahimi y el ministro de Exteriores Walid Mualem, un día después de un atentado en el Líbano vecino que reaviva los temores de contagio.
Brahimi, enviado de la ONU y de la Liga Árabe, ha propuesto al gobierno sirio un alto el fuego durante la fiesta musulmana de Al Adha, del 26 al 28 de octubre.
Según la cancillería siria, Brahimi y Muallem hablaron del "cese de la violencia (...) para preparar el clima con vistas a un diálogo global sirio, que según el gobierno es la única forma de salir (de la crisis), lejos de cualquier intervención extranjera".
Los dos diplomáticos hablaron también de las obligaciones de las demás partes regionales que "obstaculizan la misión de Brahimi al seguir albergando, armando y entrenando a los grupos terroristas armados", afirmó el ministerio, refiriéndose a Catar, Arabia Saudita y Turquía, hostiles al gobierno de Damasco.
El régimen del presidente Bashar al Asad suele tachar de "terroristas" a los opositores que quieren su caída.
El jefe de la oposición libanesa, Saad Hariri, acusó directamente al presidente Asad del asesinato en el atentado del jefe de inteligencia de la policía, el general Wisam al Hasan.
Damasco denunció un ataque "cobarde" y declaró que estos "atentados terroristas son injustificables", pero no respondió de momento a las acusaciones de la oposición libanesa.
El atentado, que hace temer que vuelvan los asesinatos de personalidades libanesas hostiles al régimen sirio que golpearon a Líbano entre 2005 y 2008, fue condenado unánimente por la comunidad internacional.