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Un pasado negro le complica la gobernabilidad al PRI en México

El triunfo electoral de Enrique Peña Nieto en las presidenciales mexicanas entró en un debate extenso que podría terminar cuando el Instituto Federal Electoral (IFE) defina si ganó limpiamente en las urnas o si hay razones para anular parcial o totalmente los comicios realizados el pasado 1 de julio y convocar de nuevo al pueblo a las urnas.

El IFE deberá remitir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) un expediente sobre la petición de la izquierda mexicana para invalidar los últimos comicios. En tanto, el TEPJF tendrá hasta el próximo 6 de septiembre para pronunciarse.

Tras el conteo de las elecciones del 1 de julio, el IFE dio como ganador al aspirante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, con el 38,21% de los votos, y ubicó en segundo lugar a Manuel López Obrador, con el 31,59%.

Como en el 2006 cuando contendió por la presidencia, López Obrador ahora rechaza los resultados y habla de fraude. Cuenta con el apoyo de la coalición mexicana de izquierda Movimiento Progresista, que lo candidatizó.

El izquierdista acusa al PRI, que gobernó ininterrumpidamente el país de 1929 al 2000, de haber rebasado los límites de gastos de campaña establecidos por la ley (unos 30 millones de dólares) y de comprar al menos cinco millones de votos a cambio de tarjetas que podían ser utilizadas en supermercados.

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