El Gobierno de Evo Morales y los policías de rangos bajos no han logrado hasta ahora iniciar el diálogo sobre la mejora de salarios de los agentes, que están amotinados desde el jueves, lo que motivó que las autoridades decidieran enviar a los militares a patrullar las calles.
Una comisión de ministros liderada por el de Gobierno, Carlos Romero, y los dirigentes de los policías han tenido dos reuniones preliminares desde anoche sin resultados por el momento.
El último encuentro, efectuado hoy, duró unas tres horas pero fue suspendido porque un grupo de agentes marchó hasta el ministerio de Gobierno a protestar, informó en rueda de prensa Romero.
En un acto en la región central de Cochabamba, Morales sostuvo que su Gobierno "nunca" descuida "a ningún sector social" y aseguró que los policías recibieron incrementos salariales de entre 4 y 9% desde que asumió la Presidencia por primera vez en 2006.
"Algunos hermanos pueden decir que como antes tanto me reprimían, me perseguían, me detenían, no estoy dotando nada (a los policías). Mentira, estos son los datos y siempre va a ser tarea del Gobierno nacional favorecer a los que ganan poco", señaló el gobernante.
El ministro Romero sostuvo que los agentes están divididos entre un grupo que quiere el diálogo y otro "que quiere hacerlo fracasar porque tiene otros planes" y que actúa "en función de otros intereses", lo que negó Ramos.
La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, declaró por su parte a la radio Erbol que, por los "informes de prensa y de inteligencia" que tienen en este momento, se está "configurando un escenario de golpe" de Estado contra Morales.
Señaló que se tiene información de que los policías pretenden mantener sus protestas hasta el martes, cuando prevén llegar a La Paz los indígenas amazónicos que iniciaron en abril pasado una nueva marcha en defensa de la reserva natural Tipnis.
Sin embargo, los agentes negaron tener intenciones de derrocar al mandatario y aseguran que solo buscan una reivindicación económica.
Morales y sus partidarios suelen recurrir al argumento de que la oposición conspira con sectores sociales movilizados por cualquier causa para dar un golpe de Estado aprovechando los conflictos.