
Los miles de ciudadanos congregados en la Puerta del Sol de Madrid han recibido la media noche con un minuto de silencio, pañuelos blancos y un grito mudo "para que cese la violencia económica y las guerras".
Los 'indignados' han desafiado la decisión de la Delegación del Gobierno de limitar hasta las diez de la noche la concentración y han seguido con sus planes de conectar con otras ciudades españolas, leer manifiestos y celebrar asambleas hasta alcanzar la media noche.
Pese a la prohibición oficial, el fuerte dispositivo policial desplegado en la ya emblemática plaza madrileña y las calles adyacentes no ha desalojado a los congregados y se mantiene en sus posiciones sin actuar.
Los ciudadanos continúan con sus tradicionales cánticos contra la clase política y financiera. 'La voz del pueblo no es ilegal' es una de las voces que se ha oído cuando el reloj de la Puerta del Sol ha marcado las doce de la noche.