La desesperación aumentó el sábado entre las familias que aguardan que les entreguen los cuerpos de los cientos de reos muertos en el incendio del penal hondureño de Comayagua, mientras que los sobrevivientes tuvieron un conmovedor reencuentro con sus parientes, cuatro días después de la tragedia.
Otros dos reclusos con graves quemaduras fallecieron en un hospital de Tegucigalpa, con lo que subió a 358 el número de víctimas mortales que dejó el terrible incendio ocurrido en la noche del martes a miércoles, en la cárcel de Comayagua, 90 km al norte de Tegucigalpa
Según el balance oficial, de 852 reclusos que había en el penal, 353 murieron en el lugar del incendio y cinco en hospitales, mientras que otros cinco permanecen internados en centros médicos y el resto de los sobrevivientes están recluidos en lo que quedó de la cárcel.
Lobo, quien no dijo si los fugados figuran en la lista de supervivientes o si la población del penal era mayor, afirmó que, para garantizar la "imparcialidad" de la investigación, un equipo de expertos estadounidenses busca pruebas en el interior del penal.
El presidente afirmó que ante lo sucedido en Comayagua el gobierno ordenará "movimientos administrativos rápidos" para revisar las otras 23 cárceles del país y que el Poder Judicial agilice las sentencias porque hay "una mora terrible".
La de Comayagua, una granja penal donde los presos cultivan y crían animales, era presentada por las autoridades como la "cárcel modelo" de un sistema penitenciario que, con capacidad para 8.000 presos, tiene una población de más 12.000.
Más del 60% de los reclusos en Comayagua no había recibido condena y la población del presidio era el doble de su capacidad. El incendio de Comayagua es una de las peores catástrofes ocurridas en una prisión en el mundo.