La búsqueda en Alemania de un nuevo presidente tras la renuncia presentada el viernes por Christian Wulff por un escándalo de presunto tráfico de influencias se saldó hoy con una primera negativa y dejó de momento en el ruedo a dos candidatos.
La canciller alemana, Angela Merkel, que había impuesto la candidatura de Wulff hace menos de dos años, propuso tras la dimisión de éste a la oposición buscar un candidato conjunto.
El presidente del Tribunal Constitucional alemán, la máxima instancia jurídica del país, Andreas Vosskuhle, rechazó una oferta de candidatura.
Entre los nombres que ahora se barajan para ocupar la jefatura de Estado figuran el del presidente del Parlamento alemán, el democristiano Norbert Lammert, y el obispo protestante y antiguo máximo representante de la Iglesia Evangélica alemana, Wolfgang Huber.
Entretanto, la fiscalía de Hannover abrió hoy expediente contra Wulff por tráfico de influencias. En concreto se sospecha que el presidente dimisionario aceptó y otorgó beneficios en unas cuestionadas relaciones con diversos empresarios durante su gestión como primer ministro del estado de Baja Sajonia (2003-2010).
Tras soportar durante dos meses sucesivos informes de prensa con detalles sobre sus amistades con empresarios, sus vacaciones gratuitas en casas de éstos y créditos preferenciales, Wulff acabó renunciando un día después de que la Justicia solicitase su desafuero.
El político, de 52 años, fue el presidente más joven y su gestión la más breve en la historia del país, poco más de 19 meses. La función, fundamentalmente representativa, fue asumida de forma interina por el actual presidente de la Cámara Alta, el primer ministro de Baviera, Horst Seehofer.