El presidente Evo Morales inició hoy su séptimo año en la presidencia de Bolivia destacando el crecimiento económico y los megaproyectos que encamina, pero restó importancia a un notorio desgaste político por tropiezos en el 2011 que le restaron el apoyo de varios sectores sociales.
El líder indígena, que emitió su informe de gestión durante la celebración del segundo año del denominado Estado Plurinacional, resaltó el crecimiento económico de 5,1 por ciento en 2011, gracias a la extracción de hidrocarburos y minerales, que se traduce en una estabilidad "sostenida", dijo.
Sin embargo, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo durante el acto de celebración que uno de los retos para el Gobierno es el de "rearticular la alianza, especialmente con los liderazgos y las organizaciones de los pueblos indígenas de las tierras bajas (oriente del país)".
Para el principal líder que dirigió la marcha contra la carretera, Adolfo Chávez, el informe emitido por Morales muestra una clara intención de potenciar la macroeconomía "para volver a enamorar a la sociedad civil, eso está claro".
Morales destacó el crecimiento del Producto Interno Bruto en el 2011 a más de 23.000 millones de dólares, aproximadamente el doble del valor del 2006, cuando el líder izquierdista asumió la presidencia.
El Gobierno izquierdista encamina grandes proyectos industriales, de infraestructura y de explotación de recursos naturales.
Entre sus planes estatistas destacan la multiplicación por cinco de las reservas de gas que Bolivia bombea a Argentina y Brasil; la industrialización de hidrocarburos y del litio, este último todavía no explotado; la expansión de la minería y la primera industria siderúrgica del país.