Miles de personas participaron este sábado en Siria en los funerales oficiales y populares para las 26 personas muertas en el atentado suicida del viernes en Damasco, un ataque terrorista según el régimen de Bashar al Asad que promete responder con mano de hierro.
En tanto, al menos 21 civiles murieron el sábado, 17 de ellos por disparos de las fuerzas de seguridad y cuatro por un cohete contra partidarios del régimen, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los funerales, retransmitidos en directo por la televisión estatal, empezaron tras el rezo de mediodía en la mezquita Hasan, en el barrio histórico de Midan, donde un kamikaze hizo estallar el explosivo que portaba el viernes, provocando 26 muertos y 63 heridos.
En un comunicado, el Consejo Nacional Sirio (CNS), que reúne a la mayoría de la oposición, acusó al régimen de Al Asad de querer "crear el caos y desviar la atención de sus crímenes de asesinatos y torturas", además de atribuirle "la total responsabilidad del atentado".
El 23 de diciembre, un doble atentado con coche bomba dejó 44 muertos y 150 heridos. Las autoridades sirias acusaron a la red Al Qaida, mientras que la oposición lo atribuyó al régimen.
Ese ataque tuvo lugar poco antes de la llegada de la misión de observadores de la Liga Árabe, encargados de aplicar el plan árabe para salir de la crisis.
La oposición ha calificado la misión de fracaso y ha pedido a la ONU que intervenga con sus propios observadores.