Un año más la Puerta del Sol ha vivido esta medianoche la primera de sus "dos nocheviejas" anuales en la que miles de madrileños han ocupado en una fiesta "muy digna" el estratégico enclave de la capital, feudo de concentración y reivindicación de los indignados a lo largo del año que concluye.
Un importante dispositivo de la Policía Municipal ha controlado todos los accesos al centro neurálgico de la capital para evitar que en Sol se introdujeran envases de vidrio, botellas o venta ambulante que hubiera podido distorsionar el ambiente de fiesta.
La fachada principal de la presidencia de la Comunidad de Madrid en la que se ubica el reloj más famoso de España, ha estado especialmente protegida con una barrera de seguridad de unos diez metros bajo la atenta mirada de varias dotaciones del mismo cuerpo policial asistidos con canes adiestrados.