El expresidente israelí Moshé Katsav inició la condena de siete años de cárcel por dos casos de violación y otros delitos sexuales, convirtiéndose en la primera personalidad que fue responsable del Estado enviada a prisión.
Al salir de su domicilio en la población de Kiriat Malaji, Katsav manifestó ante una multitud de medios y curiosos, que el Estado estaba ejecutando a un inocente y que algún día los israelíes comprenderán que hoy ha sido enterrado un hombre vivo.
Katsav aceptó inicialmente un acuerdo fuera de tribunales por el que la condena se le vería reducida y que estipulaba el pago de una multa a las demandantes cambio de la retirada de los cargos contra él, aunque luego decidió seguir adelante con el proceso judicial a fin de limpiar su buen nombre.
Las acusaciones por violación y abusos sexuales le obligaron a renunciar a la Presidencia en junio de 2007, cargo en el que fue reemplazado por Peres, quien ha sabido ahuyentar cualquier impacto negativo del caso sobre esa institución.
Al conocerse los oscuros hechos, en muchos casos por la prensa, el entonces presidente israelí acusó en una inusual comparecencia en la que perdió los nervios a los medios de llevar a cabo un linchamiento mediático contra su persona.
La primera sentencia condenatoria estipulaba que Katsav debía haber ingresado en prisión en mayo pasado, pero la corte aceptó aplazarlo hasta que se completara el recurso ante el Supremo.
Varios diputados del Parlamento israelí (Kneset) han exhortado a que se le despoje de los privilegios obtenidos en el ejercicio de sus funciones públicas, aunque los medios apuntan a que, de momento, continuará recibiendo su pensión como presidente retirado.