Aunque es uno de los mejores tenistas latinoamericanos de este siglo, el chileno Nicolás Massú no llora por aparecer en el puesto 482 del mundo; asume que tragar sapos es su manera de emprender el camino de regreso a la alegría.
"Trabajo en silencio hace tiempo, me he comido muchas derrotas, todo por terminar una semana contento porque estar enojado no es bonito", aseguró hoy el jugador después de vencer hoy 6-4, 6-4 al estadounidense Nicolás Monroe en la segunda ronda del tenis de los Juegos Panamericanos.
Massú, campeón olímpico en Atenas 2004, llegó a ser el número nueve de la lista de la ATP y es uno de los deportistas más queridos en la villa de atletas de los Panamericanos, sin embargo su salud y su tenis han sufrido de más y recientemente descubrió que sólo con humildad podrá hacer el camino de vuelta.